FERNANDO NAVAS TALERO | El Nuevo Siglo
Miércoles, 9 de Abril de 2014

“La mala educación”

 

No refiere este título a la película de Almodóvar, pero   sí  tiene que ver con el tema: se educa con el ejemplo y si este es equivocado  no se pueden esperar manzanas. El padre Manolo, protagonista del filme, simboliza un sistema que pretende enseñar abusando de la ignorancia de la madre de Ignacio, su alumno, a quien corrompe. Una realidad oculta en el escenario.

Alborotó  el cotarro el resultado de las pruebas PISA; tirios y troyanos opinan  y no pocos responsables se lavan las manos con los maestros. A este respecto se puede decir que quien se sienta libre de culpas que tire la primera piedra, todos somos maestros. Hay que reconocer que este es un país de alcohólicos y lo es porque uno de los recursos estatales más sensibles para financiar la educación y educar es el consumo de cerveza y licor; el juego aporta su buena cuota. Entonces, educar para el vicio y el alcohol es una necesidad institucional inconsciente. Si el infierno no existiera la religión no podría vender la virtud. ¿Cuál es el resultado de esa esquizofrenia? La incultura.

El Nuevo Sigloconsultó a varios exministros del ramo y ellos, “con autoridad” se han disculpado. Por ejemplo, el exfiscal, miembro del clan de los galanes, e igualmente exministro de Gaviria y “heredero de Luis Carlos”,  Alfonso Valdivieso, le achaca la culpa a los docentes. Otro de los responsables, el candidato a la vice, Carlos Holmes Trujillo, exministro también de Gaviria, cree que el problema es que estamos atrasados en “matemáticas, ciencias y lecturas”. Se pronunció otra exministra de Gaviria, beneficiaria del mismo clan, Maruja Pachón, y dice que hace veinte años no se hace nada bueno por la educación, salvo el gobierno Santos que decidió “dotar de tabletas electrónicas a todos los colegios”.

Jaime Arias, más agudo, exministro de Belisario, expresa que las pruebas PISA “demuestran una gran debilidad nacional” y agrega que no se ha caído en la cuenta del papel que en la educación juegan los medios de comunicación. Tal vez, el más acertado es Jaime Niño, exministro de Samper, quien sentencia que a la educación colombiana “le ha faltado desclientelizarse, despolitizarse con el nombramiento de ministros de Educación… competentes en el ramo… la escuela tiene que ser sólida, cultural, académica y pedagógicamente”; fuerte en la comprensión del mundo y para ello hay que “establecer una sólida alianza con los maestros”. En otras palabras, hay que reconocer que la educación parte de la casa y se da con el ejemplo colectivo.

Los testimonios recogidos por El Nuevo Siglo prueban elocuentemente el defecto de la educación en Colombia, entregada a manos que improvisan, su abandono ha sido intencional: mantener al pueblo en la ignorancia para gobernarlo fácilmente,  una estrategia histórica  de las clases dominantes. Para educar hay que mostrarle el mundo al niño y no distraerlo con el fútbol y la televisión pornográfica y sin contenido, sumada al precoz hábito del alcohol.