Fernando Navas Talero | El Nuevo Siglo
Miércoles, 11 de Febrero de 2015

Seguridad aérea

 

Sobrada razón le asiste al exministro Juan Camilo Restrepo Salazar al  aupar la gestión de la Superintendencia de Industria y Comercio, estimulando su tarea de proteger al consumidor frente a los abusos de los monopolios, facultad que deriva del mandato constitucional que garantiza la libre competencia. Este pensamiento concuerda con la promesa del Presidente de intentar una “Tercera Vía”, anunciada al comienzo de su segundo mandato.

Corresponde a esa idea la intervención municipal asumida por el alcalde Petro, al resolverse a regular las tarifas de los parqueaderos públicos; sana medida que protege a quienes por fuerza de las circunstancias se ven obligados a aceptar, sin chistar palabra, los abusivos precios de los propietarios de lotes de engorde que con argucias violan los reglamentos de policía de precios expedidos a ese respecto.

No son pocos los negocios que resultan rentables gracias a esa débil posición del consumidor que no tiene otra alternativa que aceptar tarifas injustificadas y oportunistas, especulación que mucho tiene que ver con la promesa del presidente Santos y que, hasta ahora, se queda entre el tintero.

Ahora, el director de Planeación Nacional, Simón Gaviria,  en    el proyecto del plan presentado a consideración del Congreso: “Todos por un Nuevo País”, anuncia que entre las estrategias contempladas está la de movilidad social, transporte, pues no se trata solamente de infraestructura en carreteras, sino de otras acciones, hacia la construcción de un país en paz, equitativo y educado.

Todas estas  opiniones y discursos contrastan con el anuncio que hace Avianca de la adquisición de 100 modernos  aviones, “para continuar avanzando en su estrategia de crecimiento”, vocación acerca de la cual no hay duda, pero a costa de unas tarifas que inciden en el desarrollo de las comunicaciones. Si se recuerdan las lecciones de Michel Foucault, en sus conferencias sobre “Seguridad, Territorio y Población”, se concluye, sin dificultad,  que uno de los  grandes tropiezos de la economía es, precisamente, la movilidad de personas y mercancías. Para conocer el precio de un pasaje en esta afamada empresa hay que poner el naipe, pues sus costos varían según la necesidad del viajero y, la competencia es ninguna, muy a pesar de los anuncios, pues desde hace tiempos es esta marca la dueña del mercado.

Hay que intervenir este servicio, así como el alcalde Petro intervino el de parqueaderos y claro que no solamente con esta empresa, lo propio es que dentro de las políticas del Plan Nacional de Desarrollo, así como lo promete el director Gaviria, se racionalice  y planifique el servicio de transporte aéreo de pasajeros mediante una intervención que sin caer en extremismos peligrosos impida que la necesidad de los viajeros se convierta en una oportunidad; que los precios sean precios fijos topes, de manera que la competencia se estructure sobre diferencias mínimas y no de oportunidades de último momento, especulativas, que aprovechan la necesidad y la urgencia de los usuarios.