Vaya debate tan agudo el que se desplegó con el uso de la tecnología y el sistema implantado para detectar electrónicamente los infractores del tránsito por medio de fotos. La medida se puso en práctica y la ciudadanía se vio sorprendía por este tipo de sanciones; seguramente no fue bien socializado el programa de fotomultas o faltó un poco de orientación sobre el tema, pero lo cierto es que los ciudadanos atrapados por esta medida pusieron el grito en el cielo.
Como todos sabemos, porque los medios fueron profundos en la difusión, la Corte Constitucional se pronunció sobre el asunto, conceptuando que las cámaras debían identificar a los conductores, por ser ellos los transgresores de la norma y de no encontrarse los dueños del vehículo conduciéndolo en aquel momento, es imposible que les recaiga la sanción y, por el contrario, el peso de la culpa debe recaer en la persona responsable de su manejo al instante de presentarse la infracción. No quiero entrar en el debate jurídico, porque sobre él toda la semana se pronunciaron juristas de notable reconocimiento, solo quisiera ayudar a buscar una salida lógica que a más de agilizar la puesta en marcha del programa, definitivamente benéfico, deje tranquilos y satisfechos a todos los ciudadano inmersos en el asunto que a la postre somos todos.
Que es un gran negocio para los operadores, es una verdad de a puño; que la mayor parte de las ganancias se quedan en la compañía operadora, no lo vamos a discutir; que la administración también gana y le interesa que el flujo de fotomultas sea voluminoso, no es un secreto; esta y demás consideraciones seguramente fueron analizadas en el proceso de licitación y adjudicación, por lo tanto no es nuestra intención tocar esos puntos que corresponden de ser necesario investigar, a las autoridades correspondientes.
Pero permítanme hacer claridad pues en verdad se percibe un mejor comportamiento, y responsabilidad por parte de los usuarios de las vías, aunque algo forzada u obligada, bien sean conductores de vehículos o peatones, el saberse observado invita a la prudencia, sensatez y reflexión, generando seguridad en la ciudadanía.
Aun sin conocer la sentencia y esperando una articulación en el procedimiento, la sensación es benéfica y con los ajustes del caso puede arrojar excelentes resultados. Pensamos que tal vez el nombre de fotomultas no fue el adecuado, y sugerimos un cambio por foto comparendo, pues a partir de la aplicación de esta tecnología quien recibe la citación debe comparecer ante la autoridad respectiva, facilitando la apertura de una investigación que llevar a la identificación total del motorista, a quién se debe aplicar la ley y debe responder ante la administración por su conducta. Un procedimiento algo dispendioso pero más ajustado a la ley.