FUAD GONZALO CHACÓN | El Nuevo Siglo
Domingo, 19 de Agosto de 2012

Futuro a cuentagotas

 

La primera parte de todo proceso que lleve a exitosa asimilación de problemas siempre será el reconocimiento de realidades, y en Colombia vale la pena empezar aceptando que nuestro país se encuentra muy confiado en la riqueza natural con la que cuenta. Tanta soberbia exponiendo a bocajarro los dos océanos, la selva amazónica, la vastedad de pisos términos y la apabullante diversidad de fauna y flora nos ha vuelto cínicos frente a los peligros que el mundo entero corre por cuenta del cambio climático y la espada de Damocles que éste cierne sobre todos.

Pero la primera alarma ha sido dada cuando recientemente se conoció que Bogotá sólo cuenta con 4 años mal contados para recuperar sus fuentes hídricas o de lo contrario tendrá que iniciar sendos racionamientos del líquido, algo inimaginable hasta hace muy poco. Este vaticinio debe llevar a la Nación a reflexionar sobre sus políticas ambientales, pues si esto le sucede a su capital es cuestión de tiempo para que la crisis se extienda a otras ciudades.

Colombia es potencia en recursos naturales ¡Sí! Pero así como es de los países que más tiene, es a su vez uno de los que más puede perder si no derrumba el ridículo mito de su inmunidad hacia el calentamiento global ¿Hasta cuándo el Presidente y los alcaldes asumirán con seriedad la grave situación que atravesamos? ¿Hasta aquel día en que abran la ducha y no salga agua? Estamos ante un peligro inminente y debe ser tratado con la misma prioridad que la guerra interna o el narcotráfico.

¿Pero cómo responder a la magna tarea de proteger nuestros recursos cuando el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible es posiblemente la división más light y caricaturesca de todo el Ejecutivo? Y la cosa empeora si le sumamos el pésimo desempeño de las Corporaciones Autónomas Regionales, donde da la impresión de que se salvaguarda con más ímpetu la burocracia que el ecosistema. No podemos tomar el toro por los cuernos si le seguimos dando un trato tipo “tema de cóctel” a este asunto.

Es inexplicable cómo todas las grandes civilizaciones se han gestado alrededor de un afluente de agua, desde los egipcios con el Nilo hasta los ingleses con el Támesis, pues entendieron la importancia estratégica que adjunta viene con él, pero en Colombia no hemos sido capaces de darles el valor que les corresponde. Sólo hay que mirar las cloacas en que se convirtieron el Magdalena, el río Bogotá o el río Medellín, por nombrar algunos tristes ejemplos de displicencia gubernativa.

La cuenta regresiva arrancó y no va a haber segundas tomas en esta escena. El Estado debe actuar con determinación e ir más allá de las campañas educativas con las que quiere paliar su dejadez y dar por cumplida la tarea, de lo contrario nos condenará a un futuro a cuentagotas donde los dos océanos, la selva amazónica, la vastedad de pisos términos y la diversidad de fauna y flora sólo serán los recuerdos nostálgicos de nuestra propia soberbia.

fuad.chacon@hotmail.com

@FuadChacon