FUAD GONZALO CHACÓN | El Nuevo Siglo
Domingo, 26 de Agosto de 2012

Wikiasilo en la frontera

 

La travesía de Julian Assange cada vez toma más visos de guión cinematográfico. El derecho internacional le provee las herramientas legales suficientes para llevar este juego de espías al siguiente nivel en el engranaje de la diplomacia y nos da pie para analizar algunos aspectos realmente exquisitos sobre la política global.

En primer lugar, ¿cuál ha sido el grave delito de Julian Assange que ha despertado la ira del gobierno inglés y por el cual ha puesto a toda la policía de Londres a una orden de radio de distancia de pisotear la Convención de Viena? Supuestamente un lío de faldas en Suecia que lo tiene pedido en extradición, pero a todas luces esto no es más que una celada, pues realmente lo buscan para procesarlo por el crimen de espionaje en Estados Unidos.

¿Espionaje? ¿Pero cómo es posible? No estamos hablando de un infiltrado de la KGB que hackeó el Pentágono para venderle sus falencias militares a la Unión Soviética, sino de un hombre que en su página de Internet le reveló al mundo lo que ya todos sabíamos: que el ajedrez político del planeta se basa en mentiras e hipocresía de alto turmequé. En resumen, lo que hizo fue levantarle el tapete de la sala a más de un país para mostrar el polvo y la basura acumulados que no desean que las visitas vean.

Y es que las falsas acusaciones, que en nuestro país estuvieron tan de moda por estos días, también son populares en el extranjero. Le sucedió a Dominique Strauss-Kahn, entonces director del FMI, quien si bien tiene cara de ostentar gustos algo besluconianos, muy seguramente saldrá ileso del oportuno show mediático con una mucama en Nueva York.

La diferencia aquí es que Assange ha sabido jugar sus ases legales, pues solicitó asilo en el Ecuador, un país idóneo para refugiarse ya que no tiene un gobierno tan estigmatizado como el de Venezuela, ni uno con tanta dificultad para tomar posiciones de carácter como el nuestro.

La paradoja resulta ahora en que el presidente Correa se autoproclame como el adalid de la libertad de expresión cuando tiene a los medios de su país arrinconados, es casi tan ridículo como la estrategia de Pacific Rubiales, donde un día demanda a los periodistas que sostienen cosas inconvenientes sobre ellos y al siguiente sale a comprar el canal Cablenoticias. En un caso o en el otro, ambos tratan de expiar sus pecados con la opinión.

De cualquier forma, este Wikiasilo en la frontera es una pita muy enredada, pues Assange no estará seguro sino hasta que pise Quito. Estemos atentos, ya que para llevarlo del punto A al punto B muy seguramente presenciaremos una maniobra de derecho internacional que lo sacará de Inglaterra superando las narraciones del mismísimo Ian Fleming.

Obiter Dictum. La próxima y bien merecida indemnización que se va a ganar Sigifredo López fue auspiciada por el Dr. Montealegre. Es mejor que vayamos preparando el bolsillo porque esa platica va a salir de nuestros impuestos. Primer y vergonzoso strike.

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