Es el grito de millones de colombianos. Claman por la salida del presidente Petro. Desde que tengo uso de razón, de los presidentes que han gobernado al país, jamás había escuchado un grito tan vehemente contra alguno de ellos. No digo que no hayan existido inconformidades, sí, pero nunca presencié ni escuché algo igual o parecido en el sentimiento ciudadano, como en manifestaciones públicas, protestas, conciertos, estadios, redes sociales y tampoco en los medios de comunicación que, aunque en la libertad de prensa, estos han expresado sus opiniones en contra de los mandatarios.
Es el sentir del pueblo colombiano y me atrevo a incluir en ello a muchos de aquellos que fervorosamente votaron por Petro, hoy no solamente arrepentidos, sino preocupados por la suerte del país. Este fenómeno no es el producto de una oposición férrea en contra del mandatario, es el indiscutible temor ciudadano de perder el país en manos del hampa, pues claro está que Petro se encamina a un régimen totalitario, bajo el control absoluto aliado con la mafia narcoterrorista y grupos al margen de la ley, en contubernio con los sátrapas de Venezuela, Cuba, Nicaragua, así como Rusia entre otros.
Es tal el descontento nacional que se une a la torpeza de Petro, quien en su prepotencia abre confrontación con todo el que puede. Veamos: en su propio movimiento del Pacto Histórico, se encuentran divididos, varios de los partidos que se le unieron, ya se han abierto. Logró mayoritaria en el Congreso, hoy disuelta. Entró en confrontación con las altas cortes, los organismos de control están al margen, los sindicatos divididos, las comunidades étnicas igual, los gremios de la producción en contra, los medios de comunicación también, los pensionados aterrados porque está detrás de sus ahorros pensionales, el sector de la salud asustado porque pretende acabarlo, los estudiantes decepcionados y preocupados por su futuro. Y qué decir de los departamentos de Antioquia, Chocó, Guajira, Valle del Cauca, Cauca, Nariño, Putumayo, Bogotá y otros más en contra del mandatario dado que les ha prometido sin cumplir y cortado los recursos de infraestructura.
Ante lo anterior, las fuerzas armadas, aunque prudentes, se encuentran impotentes y debilitadas. En fin, súmele a esto los organismos internacionales, que miran a nuestro presidente como un payaso incompetente e irresponsable, tanto por sus estúpidas e imprudentes declaraciones y actitudes, que han congelado los fondos de cooperación internacional y existe profunda preocupación por el detrimento económico de Colombia que amenaza en entrar en default (incumplimiento de las obligaciones). ¡Ah! y otras más, ahora en roces con su aliado venezolano Maduro, enfrentado a Milei expulsando a los diplomáticos argentinos, lo mismo agarrado con Israel y mientras tanto la economía en picada y el desempleo en su mayor crisis.
Total, nos encontramos en una situación verdaderamente preocupante, que de no atender el clamor popular de, ¡fuera Petro!, podríamos entrar en un túnel que difícilmente se saldría como ha sucedido con Venezuela, que lleva 25 años de atraso y miseria; y ni que decir Cuba con más de 60 años de tiranía. Nunca en la historia, Colombia, ni aun en sus peores momentos, había presentado una situación tan riesgosa, que, de no reaccionar nacionalmente bajo los mecanismos constitucionales y democráticos, para dar pronto cumplimiento al clamor ciudadano de, ¡fuera Petro!, mañana sería tarde y millones emprenderían éxodo abandonando a nuestro país.