BLANCO Y NEGRO
Santoyos sin uniforme
Por Gabriel Ortiz
Es mucho lo que hay explicar tras ocho años de aciertos, confusiones y despistes que afloran cuando las aguas tratan de recobrar su curso y decantarse. En esas estamos.
Me extrañó sobremanera que de un momento a otro el expresidente Uribe se precipitara sobre los medios de comunicación, ya no para desacreditar a Santos y atizar la malgastada percepción del deterioro de la seguridad, sino para acusar al Mandatario de estar buscando la paz, como se lo ordena la Constitución. El ex, siempre tan bien informado, fue avisado sobre lo que se venía pierna arriba y acudió al ataque para minimizar el caso Santoyo.
¿Quién más que Uribe podía conocer al delincuente, si lo tuvo en Antioquia, en donde le conocieron sus habilidades para chuzar llamadas, violar derechos humanos y dudosas “para-amistades” con los mayores asesinos que conozca nuestra historia? Por ello, no hay excusa para que lo haya admitido como hombre de confianza en su esquema de seguridad. ¿Y qué decir del hermano de Santoyo, incrustado en la oficina del Alto Comisionado para poder visitar Ralito a sus anchas?
Nadie se explica para qué tenían que ingresar por la puerta trasera de Palacio a alias “Job” y al abogado de “Don Berna”, reunión ésta organizada, según Wikileaks, por José Obdulio Gaviria, cuando había “enlaces” de las calidades de Santoyo.
Es mucho lo que tiene que explicar el expresidente a este maltratado y abusado país que no parece reaccionar ante nada.
La sanción de la Procuraduría para este violador de derechos fundamentales por las “chuzadas”, cayó en el Consejo de Estado, por prescripción. ¿Entonces, cómo se explica la aprobación de su ascenso en el Congreso? Parece que también ahí estuvo metida la mano de la Casa de Nariño.
Hay que profundizar más en este caso, para establecer cuántos “santoyos”, con o sin uniforme, pasaron durante esos ocho años por el centro del poder… y si aún hay algunos atornillados en el Gobierno.
Por lo pronto, como dice el Editorial de El Nuevo Siglo, “reventar los esfuerzos de paz no puede volverse distractor de casos tan verdaderamente dramáticos como el del general Santoyo”.
Blanco. La decisión de no extraditar a “El Canoso”. Tiene información que muchos culpables temen.
Negro. Nadie entiende cómo Bogotá, que no tiene tierra para construir vivienda, prohíbe edificios de más de 5 pisos en zonas como Usaquén.