Llegó Petro y olé
Poco a poco vamos ingresando a esa corriente mundial que defiende a las minorías. A nuestros aborígenes, a las negritudes, a los homosexuales, a padres y madres solteros, a los minusválidos y a todos sectores que se sienten discriminados por ser pequeños grupos dentro de esta sociedad.
Cuando la población de la sufrida capital empezaba a digerir el nuevo “pico y placa”, analizaba con algún beneplácito las ventajas del mismo y respaldaba la gestión del Alcalde, llegó Petro y olé. Eliminó de tajo, las corridas en la legendaria Santamaría.
Una minoría considera el espectáculo como salvaje y violatorio de las normas de protección animal, otra minoría defiende las corridas y las considera una tradición cultural. Con esta última consideración, está de acuerdo la Corte Constitucional, que incluye como excepción a las normas de protección animal, las peleas de gallos, las corralejas (costumbre ancestral de la tierra del alcalde) y el coleo. Para adoptar la medida de Petro, de prohibir las corridas de toros, había necesidad de establecer cual de las dos minorías debía protegerse: la de los defensores de las corridas, o la de los protectores de los toros.
Hay también una serie de minorías que deben ser protegidas, como por ejemplo los caballos que arrastran las zorras, los bicitaxis que fustigan a los seres humanos que los pedalean, los usuarios de Transmilenio, los habitantes de la calle, los perros callejeros y tantas cosas más que van en contra de las personas que habitamos aquí.
La corriente mundial que avanza en contra de las corridas de toros tiene a Barcelona y Quito por fuera del espectáculo taurino. A esa lista se suma Bogotá, cuya plaza tiene una trayectoria casi centenaria y que genera un abundante número de empleos directos e indirectos. Además, el coso, puede ser multipropósito, para darles cabida a los conciertos, a la poesía, la literatura y desde luego, a los toros.
No podemos ser más papistas que el Papa, ni dejarnos llevar por la histeria y la intolerancia, frente a espectáculos que reclama una buena porción de la sociedad. Tan minoría es la que defiende las corridas, como la que las repudia… pero llegó Petro y olé.
Blanco. La aprobación de la Ley de las 100.000 viviendas gratis. Incomprensibles, las críticas a norma que beneficia a los pobres.
Negro. La confusión del expresidente Uribe, que ve “carteles de sicarios” por doquier.