GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT | El Nuevo Siglo
Miércoles, 13 de Junio de 2012

Respetemos a las mujeres

 

Qué pena pero nuestra sociedad de tiempo atrás se ha venido acostumbrando tal vez sin proponérselo, a contemplar  impávido como algo común en el medio, el maltrato a las mujeres;  a lo mejor somos víctimas de un machismo desenfrenado del cual no hemos tenido conciencia, realidad que bien podría encuadrarse en patrón cultural vergonzante ante los ojos del mundo y que urge corregir.

En la educación familiar se viene insistiendo sobre el respeto a las damas y muy niños, en el interior familiar con los padres por  orientadores aprendemos un sinnúmero de máximas, donde se destaca la figura femenina como emblema de admiración, pero con el pasar de los años esa veneración y respeto van desapareciendo para dar paso a la agresión, como si este comportamiento hiciera parte de la madurez en los colombianos, y el maltrato posicionara los hombres como adultos responsables frente al manejo hogareño  relacionado con su mujer, a quienes juran y afirman amar, pero sin explicación valedera agreden sin miramiento ni contemplación, ¿será que no sabemos interpretar el cariño y valoramos la ofensa como expresión de amor?

Mi experiencia muestra que en privado  es donde más se maltrata la mujer, no obstante con  frecuencia se presenta el penoso caso de ultraje en público. Las explicaciones son profusas, desde enfermos mentales -que poco creo- pues siempre ocultan sus actitudes  violentas y los enfermos nunca se ocupan en estos cuidados, hasta desadaptados sociales; pero independiente de cualquier alteración psicológica del agresor, las féminas tienen la obligación sagrada de poner en conocimiento de autoridades estos episodios  que las convierten en víctimas; lo digo por  la sorprendente frecuencia con que las violentadas  no informan a las autoridades, y buscando una explicación en las victimas, obtenemos como respuesta  la necesidad de sentirse protegidas por la figura masculina, proveedora  de alimento, habitación y satisfacción de  necesidades básicas.

Algunos sectores piden revisión de las leyes sugiriendo endurecimiento de penas ante estos delitos, buscando una salida intimidatoria, otros afirman que solo aplicando la ley actual  es suficiente, ¡pero aplicándola!

 No podemos tapar el Sol con la mano y un vistazo a la historia nos brinda un cuadro donde la mujer inveteradamente ha  sido sometida  y maltratada,  no solo en Colombia sino en el mundo entero. En los últimos años se han dado pasos importantes en nuestro país, con la liberación femenina que le abrió espacios a la mujer para lograr su independencia cultural y económica,  sustentada en valoraciones de género, pero el tema no puede quedar ahí, el Gobierno debe generar estrategias encaminadas a encontrar  salidas serias  y dignas, posicionando la mujer en un  universo óptimo de respeto, no tengo la fórmula pero sería atinado evaluar estadios como el cultural, el educativo y el laboral, para abordar el problema.