GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT V. | El Nuevo Siglo
Jueves, 8 de Noviembre de 2012

La Policía y sus 121 años

 

Cumplió ciento veintiún años de fundada la Policía Nacional, fecha indeleble para los que hacemos parte de esta noble entidad y como de costumbre, puntualmente por estas calendas cumplimos la cita con la institución, el mando  y la tradición. En esta oportunidad los asistentes disfrutamos una serie de actos que engrandecen el profesionialismo y avances policiales.

 

 Si a lo largo de los años pregonamos nuestro orgullo de ser policías, en esta ocasión nos sobraron razones para ratificar esa satisfacción, pues al evento conmemorativo  asistieron a más del señor Presidente de la República quien siempre engalana los festejos con su presencia, los mandatarios de Costa Rica, Laura Chinchilla, y Honduras, Porfirio  Lobo, quienes en sus discursos  resaltaron  de punto a punto la labor, y el profesionalismo de los policías patrios, agradeciendo además la colaboración recibida en los respectivos  países por miembros de la institución, destinados a labores de apoyo y  asesoría hacia sus cuerpos policiales; escuchando las intervenciones vemos con claridad cómo el Gobierno y los Estados amigos valoran las acciones y el sacrificio de los policías colombianos.

 

Todo fue grandioso, para gloria del país y nuestra policía, la historia  guardará en su memoria este aniversario difícil de repetir. Debemos sentirnos honrados de llamarnos Policías de Colombia. Lástima grande, que existan hijos rebeldes, oficiales díscolos que no aceptan las decisiones del mando, ni los designios del destino y ante la negación de continuar al servicio, optan por atacar la institución que todo les dio, a la que todo le deben,  sin calcular en su arremetida, lo equivocado de su actitud y el mal infligido a sus compañeros, sin pensar que atacar la superioridad es agredir su misma herencia, pues quieran o no, continuarán recibiendo beneficios económicos hasta los últimos días de su vida y en ausencia, será su estirpe la beneficiaria de aquellos estipendios, recogidos guardados y defendidos para su provecho y vejez, traducidos en pensión vitalicia. No es justo buscar revanchas calumniando ni desprestigiando los superiores, compañeros o subalternos, todos tenemos un techo institucional que debemos aceptar. Algunos obtuvimos la bendición del Eterno y nos tocó en honor dirigir los destinos policiales, pero a muchos hombres capaces como el que  más,  les fue negada esa oportunidad y no por eso se lanzaron contra la madre policía, al  contrario, dieron muestras de grandeza y aceptaron las decisiones con hidalguía, son incontables los nombres que afloran a mi memoria como ejemplos de entereza, pero solo hago un llamado a aquellos remisos incapaces de reconocer sus limitaciones y aceptar la voluntad de la Providencia. ¡A recapacitar¡ con cordura, pues al ahondar su soberbia  confirman las razones del mando en la decisión.

 

Poca importancia dieron los medios a la presencia de presidentes amigos en el aniversario policial.