GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT V. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 26 de Octubre de 2011

Continuando con el fuero

 

EN  nota anterior me referí muy concretamente al Fuero Penal Militar, recordando que la Carta Constitucional contempla una jurisdicción especial, y hacía énfasis en que se trata de un derecho, ajeno a cualquier tipo de concesión otorgada por el Gobierno o el Legislativo, reseñé cómo en todo el mundo está presente este establecimiento de justicia, soportando los conflictos internos o externos, para entregar a las fuerzas del orden posibilidades de contar con justicia imparcial, especializada, pronta y transparente.
De esa opinión a hoy han trascurrido algunos días y el debate no ha cesado, por el contrario, se siguen esgrimiendo conceptos encontrados, algunos invocando prioridad al proyecto de reforma a la justicia, justificando cualquier sacrificio para sacar adelante el debate, y otros con los que tengo congruencia hablan del momento único y feliz que dará paso al cumplimiento de la Constitución, reprochando el manejo dado en su momento por el ministro de la Defensa, Ospina, y el fiscal general, Iguarán, al entregar el poder para determinar quien avocar la investigación, por hechos donde se encuentran implicados miembros de la Fuerza Pública, a la Fiscalía, desconociendo que los delitos por actos del servicio o con ocasión del mismo son del Fuero Penal Militar.
Veo con optimismo que la discusión no termina, por el contrario crecen los conceptos llegados de diferentes sectores políticos, sociales, industriales y ciudadanos. Saludable observar cómo generales en uso de buen retiro se pronuncian enviando misiva clara y valiosa al señor Presidente, donde con respeto a más de franqueza tocan el tema. Primeramente mostrando su frustración por la intención de retirar del proyecto la ratificación del fuero, luego confirman el malestar por el acto administrativo de marras donde violaron la Constitución, aquel contenido en Directiva No. 19 de noviembre de 2007; además la carta pone de presente que en el mundo no existe un Ejército serio y combatiente sin fuero, en fin, se trata de un mensaje pleno de reflexiones sobre la materia que ojalá el Gobierno escuche. Place también saber que desde las orillas partidistas bancadas completas respaldan la inclusión del argumento y crece la exultación leer columnistas, considerando en sus espacios la urgencia de mover polémica motivando a continuar con el empeño de devolver a la Fuerza Pública esa herramienta tan valiosa, tanto para los uniformados como para la justicia patria.
Sabemos cómo el asunto ha navegado por los pasillos de Presidencia y Congreso, sabemos de la buena fe que acompaña a muchos ministros, pero en últimas es el Presidente quien mediará, pues si existen intereses enfrentados por propósitos prioritarios del Gobierno en otras área, y no por el fuero en sí, nadie va a deponer su gestión y el país seguirá en conflicto urgido de esa jurisdicción.