GENERAL (r) LUIS ERNESTO GILIBERT VARGAS | El Nuevo Siglo
Miércoles, 8 de Enero de 2014

El general Maza que encontré

“Mi defensa está sustentada en pruebas irrefutables”

LA semana pasada tuve  oportunidad de visitar a mi general Miguel Maza Márquez y me encontré, contrariamente a lo pensado, un hombre optimista con su futuro, dispuesto a luchar la libertad y creyente  en  la justicia colombiana.

Me imaginaba hallar una persona apesadumbrada y  abatida por los  problemas que le ha causado la vinculación con el caso  conocido nacionalmente,  y que no voy a tocar para evitar caer en debates innecesarios, donde  algunos opinan  a favor del general, otros que sin tomar partido simplemente esperan el resultado de todo este rollo, guardándose  los conceptos y posando de reflexivos un poco escépticos. El saludo fue muy  fraterno, pleno de espontaneidad, diríamos casi con alegría, manifestando de entrada  que, mientras los amigos, allegados y conocidos se aprestan a vivir una navidad en familia y paz, él,  como los años anteriores se dispone a pasar estas fechas en prisión, aceptándolo estoicamente,  pues sin importar el lugar, la reclusión no deja de ser una experiencia dura no sólo para la persona, también  golpea el entorno familiar y social, pero  se volvió costumbre hacer noticia por la época, ordenando la detención del  general Miguel  Maza.

Permaneció sonriente,  bien puesto, atento, aunque en contra de su costumbre un poco más coloquial, haciendo apreciaciones  sobre el devenir sociopolítico del país, muy preocupado ante las próximas elecciones, tanto a cuerpos colegiados como las presidenciales. Sabemos que es una persona bien informada en cuanto al devenir político del país,  como consecuencia del  pasado profesional que le  permitió ocupar posiciones privilegiadas para acceder a información excepcional, prudentemente conservada y profesionalmente manejada. De  manera que hablar estos temas con personajes versados en una delicia.

Se mostró algo molesto por la forma como se cumplió  su orden de captura, pues esa presencia de  autoridades en su hogar  con el encargo de conducirlo  no era necesaria. Recordemos  -me decía- que “en otras  ocasiones habían tenido cierto miramiento en la diligencia y con la sola notificación bastó para hacerme  presente en el lugar destinado por las autoridades para mi  permanecía, no había necesidad de tanta alharaca  y andamiaje operativo.  Pero bien, aquí estamos como lo ordenaron  las autoridades prestos a responder  ante  los funcionarios de la justicia y mi país  que es, en ultimas, lo más importante para mí, porque la familia tiene claridad meridiana del desarrollo procesal,  lo que sustenta la tranquilidad compañera de mis pensamientos, permitiéndome seguir confiando en las justicias humana y divina“.

La estrategia defensiva –comentó-  “está sustentada en pruebas irrefutables, difíciles de desestimar y el tiempo juagará a mi favor, porque no estoy dispuesto a seguir llevando esta cadena de infamia tejida en mi entorno por mis enemigos, que en últimas, lo son del país”.