GLORIA ARIAS NIETO | El Nuevo Siglo
Viernes, 18 de Mayo de 2012

El inoportuno oportunismo de Uribe

 

Mi nieto de dos años cultiva y celebra cuando es “el turno de Alejandro”. Juega muy concentrado con el I-pad, el I-phone o el I-que-sea, y cuando termina su turno le pasa el juguete a su hermana. Repito: tiene dos años de edad.

Es una lástima -una lástima muy grave- que hombres casi 60 años mayores que él, no hayan aprendido a respetar su turno, y su microchip del protagonismo haya mutado en el macroshow del oportunismo.

Con todo respeto le pregunto al doctor Álvaro Uribe: ¿no le parece que ya tiene suficientes problemas el presidente Juan Manuel Santos como para tener que lidiar -además de todo- con el desmedido e injusto sirirí de un expresidente que no ha sido capaz de aceptar la partícula ‘ex’ en su estatus actual?

Ahora es el turno de Santos. De por Dios, comprenda eso, y respételo.

A usted, doctor Uribe, Colombia le concedió dos largos turnos, seguidos, en los que usted hizo y deshizo, con rasgos muchas veces dictatoriales, y una visión muy suya de las soluciones que Colombia necesitaba.

Sus tres primeros años le devolvieron la percepción de seguridad a nuestro país. Percepción de puertas para adentro y afuera: volvió la inversión extranjera y los hacendados regresaron a sus fincas; en los escenarios internacionales, pasamos de parias a ejemplares; las carreteras se transitaron sin miedo, los pobres le hicieron altares, y los ricos celebraron su fuerza implacable.

Hasta el final de sus mandatos constitucionales, usted contó con la devoción de un pueblo que en su inmensa mayoría, lo idolatró. Colombia tiene muchos logros que agradecerle, y muchas heridas que reprocharle. Usted pretendió inculcarnos una cultura de odio visceral, contra “las fuerzas del mal”, a las que a su juicio, había que fumigar. Muchos de los que le siguieron el juego, hoy son prófugos o están presos. Otros siguen siendo respetables ciudadanos, porque mucha gente honesta, líder y trabajadora, creyó y aún cree, en usted.

Usted pareció olvidar que en Colombia había otros problemitas además de las Farc; pero usted estaba usando su turno, esas fueron sus prioridades, así lo elegimos, así lo reeligieron, y así respetamos su gobernabilidad.

Ahora, doctor Uribe, respete el turno. No convierta el cobarde y criminal atentado terrorista contra el doctor Fernando Londoño, en otro de sus toros de batalla, para arremeter contra el gobierno del doctor Santos. Deje que el Presidente se concentre en luchar contra lo que tiene que luchar -corrupción, invierno, pobreza, Farc, bandas criminales, nuevos y viejos paramilitares, inequidad, desempleo-. No lo haga perder tiempo, vitalidad y confianza, defendiéndose de usted.

Si en verdad quiere tanto a esta patria que nombraba con bombo y sentimentalismo, por favor no haga derroche de inoportuno oportunismo.

Y que quede claro: piense como piense -líder de izquierda, centro o derecha; campesino, empresario, sindicalista, maestro o doctor- ninguna persona que obre dentro de un marco de ley y democracia, puede ser decretada objetivo militar de nada ni nadie. El terrorismo físico o emocional es una vergüenza; una dolorosa expresión de maldad, fanatismo y torpeza, con la que jamás podremos cohonestar.

ariasgloria@hotmail.com