GLORIA ARIAS NIETO | El Nuevo Siglo
Viernes, 9 de Noviembre de 2012

Perdimos

Se perdió el disco duro de Romaña. Así como a uno se le pueden perder los de Ana y Jaime, al Ejército se le perdió el del comandante del Bloque Oriental de la guerrilla. Van y vienen promesas de investigar al Fudra hasta las últimas consecuencias (como si no supiéramos que en ciertos temas, casi nunca se llega más allá de las primeras consecuencias, las suficientes para anestesiar al público hasta el próximo invierno, o el siguiente reinado). Cinco militares tuvieron en sus manos uno de los computadores más buscados por las personas que manejan la Defensa nacional, y el máximo general solo acierta a decir que ese portátil parecía “un coco vacío”.Lo cierto es que de Tierradentro salio para Bolsilloafuera, un computador (lleno o desocupado) al que no se le respetó la cadena de custodia, bien sea porque sus eslabones estaban pegados con babas, o quizá, con bacterias.  Se perdieron de la Procuraduría cerca de 800 falsos positivos, y las cifras presentadas por Philip Alston, relator de la ONU para las ejecuciones extrajudiciales, -que daban cuenta de 1.274 expedientes abiertos por la muerte sospechosa de 1.386 personas- deben estar en alguna caneca, convertidas en confeti de colores: verde militar, rojo sangre y negro impune. ¿Qué estarán sintiendo las familias de los muchachos asesinados? Todo, pero como ellos viven y mueren cerca de la nada, las madres de Soacha se han vuelto invisibles e inaudibles en el tercer país más inequitativo del mundo. Se perdieron las actas de Agro Ingreso Inseguro, y las que aparecieron son espurias (palabra que confieso haber aprendido hace poco; tuve que buscarla en Google en medio de una conversación). Se perdió la tabla de salvación para muchos campesinos; se enriqueció a unos cuantos compinches  de estrato 7, y por amor, angurria o idiotez, muchos tejieron o cayeron en trampas delictivas. Se perdió con una terna tardía y condenada al fracaso,  la opción de cambiar al señor Alejandro Ordóñez. Aclaro: no cambiarlo a él vs. él mismo, porque por más Darwin que nos hayan traído, todo concepto de evolución tiene sus límites. No. Con que Ordóñez se cambiara de oficio, muchos nos daríamos por bien servidos. Sinceramente: ¿por qué tenemos que soportar por cuatro años más, que nos iluminen con lámparas de petróleo, y en el nuevo aeropuerto, en vez de aviones, aterricen pterosaurios?  Se nos perdieron -en un proceso de anemia intelectual y moral-  la dignidad, en el gobierno Samper; la decencia, en el de Uribe; la paciencia, con el de Petro; la estética, con Angelino; y el instinto de razón y conservación, cuando nosotros mismos los elegimos. ¿Y saben qué es lo más triste? Que a la vida que perdimos, ni siquiera sabemos qué nombre darle, dónde enterrarla, o a qué horas llorarla. Hace muchos años Daniel Samper -papá- advirtió en uno de sus Cambalaches cómo es de grave cuando una sociedad pierde la cuenta de sus muertos. Daniel tiene razón. Es infame aprender a  conmorir con la violencia, como si Mapiripán, Apartadó y Bojayá, fueran ramas del paisaje, sombras de la costumbre.