Colombia está pasando por un momento crítico en su historia. En pleno siglo XXI, cuando el país debería estar avanzando en lo social, económico, cultural y político, está teniendo un aterrador retroceso a causa de un gobierno disfuncional que no sabe para dónde va ni lo que quiere.
Comenzando por el presidente Petro, un pintoresco personaje carente de seriedad y responsabilidad, más ocupado de vivir su mundo surrealista, parte de su extraña personalidad, donde en el año de gobierno que lleva no ha mostrado ningún resultado de sus propuestas de cambio que no ha cambiado nada, lo contrario, aquello bueno adquirido de gobiernos anteriores está a punto de dañarlo como el sistema de salud, el pensional, el laboral, la empresa, la seguridad y la estabilidad económica.
Este gobierno disfuncional es el reflejo de su presidente y digo disfuncional porque significa una alteración que no permite su normal desarrollo, no cumpliendo su administración de manera eficaz, como debe ser. Las propuestas del gobierno no han pasado en el Congreso a causa de su inutilidad y riesgo de afectar el funcionamiento del país. Es tal la torpeza, unida a la prepotencia del presidente, que teniendo políticamente a su favor el Congreso al inicio de su mandato, lo dejo perder quedando en minoría.
Por lo tanto, la causa de todo este pésimo gobierno es el presidente mismo, quien ha develado enormes características de su personalidad. Se le señala de estar enfermo, primero de un cáncer que él mismo lo anuncio y que supuestamente en Cuba se lo trataron, además se dice y se cree que es posible que sea preso de adicción a las drogas y al alcohol, por lo menos expertos terapeutas conocedores de adicciones, así lo indican.
Últimamente su propio hermano reveló que el presidente desde pequeño sufre de un autismo denominado síndrome de Asperger, lo cual lo ubica en un mundo aislado y obsesivo solo para él mismo. A esto se le agrega su tendencia a la mitomanía, expresando públicamente argumentos que el mismo desmiente en otras intervenciones y actuaciones.
Además de los públicos escándalos en el entorno de su familia: su hijo, su hermano, sus cercanos colaboradores como Laura Sarabia, Armando Benedetti y otros más, los videos de él mismo recibiendo dinero en bolsas…En fin, un sinnúmero de situaciones que el país soporta, mientras el costo de la vida sube escandalosamente, los servicios públicos, la canasta familiar, la gasolina, los intereses, los arrendamientos y la inseguridad rampante tanto en zonas rurales como urbanas.
Nunca antes en la historia Colombia había tenido un gobierno como éste, disfuncional, torpe y arrogante. Entre ministros y viceministros han pasado 96 en un año, algo inédito, al igual que un sistema diplomático improvisado, las fuerzas armadas amarradas, el narcotráfico en auge, los grupos ilegales con mayor control territorial, el contrabando aumenta y la inseguridad se dispara. Las promesas del presidente no se cumplen.
En franco enfrentamiento con los organismos de control, fiscalía, altas cortes, empresarios, ganaderos, sindicatos y grupos étnicos que salen a protestar, el presidente se ocupa más en favorecer a los delincuentes y narcos, que a los millones de ciudadanos que se encuentran en la pobreza e inseguridad.
¡Tristemente nos encontramos con un pésimo gobierno a causa de un presidente arrogante, inútil y disfuncional!