Guerras internas | El Nuevo Siglo
Jueves, 27 de Junio de 2024

Dice San Agustín que únicamente es posible lograr una paz verdadera si cada uno es capaz de vencer sus propias guerras internas en sus corazones. Es decir, estar en paz, conforme y feliz consigo mismo.

Entonces, resulta que alguien que parece estar en guerra permanente consigo mismo y por ende contra el mundo entero está totalmente deslegitimado moral y espiritualmente para tratar de lograr una paz total.

El populismo y el socialismo son los mejores aliados cuando se trata de esparcir guerras internas de sus lideres al pueblo. Lo hacen a través de discursos de división, resentimiento, mentiras, corrupción y odio. Germinando en el pueblo miseria, división, rebeldía y lucha de clases. De hecho, la palabra diablo que viene de diábolos significa el divisor el que causa división… ¿curioso no?

Los populistas son el diablo. Para lograr dividir trasladan sus guerras internas a unos ingenuos corazones para que repitan, por ejemplo: ¡que viva Palestina! Generando como resultado de la división un odio hacia Israel. Los populistas le venden la idea al pueblo de que el malo es el del carro privado y el bueno el del bus público. Generando como resultado un odio hacia el del carro privado. Y así muchos ejemplos. El odio contra el blanquito monito de Chapinero lo ha construido desde su corazón un resentido social, de piel morena a quién el destino o la divina providencia lo destinó a Soacha; un resentido social.  En fin… el odio en el corazón, esa guerra interna, la inconformidad hasta con su aspecto físico permea a las masas a quienes les termina germinando no es ni prosperidad, ni riqueza, ni belleza y mucho menos felicidad sino todo lo contrario.

Hitler fue un eximio “guerrillero interior”. Y sus guerras internas   lograron el exterminio de al menos 6 millones de judíos.  Según algunos autores, su antisemitismo tiene raíz en una guerra interna y fue el rechazo sexual que vivió por parte de judías y el rechazo de una escuela de arte. Puro resentimiento y odio contra los judíos, generado por una frustración sexual y artística y que terminó en el holocausto judío…

Pero ¿qué o quién les da derecho a expandir sus guerras internas por el universo? 

Hoy Colombia, y gracias al fructífero esparcimiento de las guerras internas de Petro, está alineada con los Estados más peligrosos que existen sobre la faz de la tierra. Países llenos de división, miseria, odio, infelicidad, resentimiento social, lucha de clases e ideologías anacrónicas …  Cuba, Venezuela, Rusia, Irán. Países comandados por demonios divisores. Colombia por primera vez en la historia tácitamente se desalinea de su socio histórico y estratégico EE. UU., y se convierte en un Estado antisemita.

Es evidente el cambio, pero para mal... Por más optimismo que quieren ponerle a todo, ya no existe un solo negocio próspero en ningún sector en Colombia…  excepto los del hermano de la poderosa...

Petro y conmilitones deben luchar contra sus guerras internas antes de prometer más paz total. En sus corazones solo se reflejan conflictos armados y odio. Deberían no ejercer más como Diábolos.

Juanfelipereyes@hotmail.com