GUILLERMO FRANCO CAMACHO | El Nuevo Siglo
Domingo, 4 de Noviembre de 2012

Krugman

Quedó  evidente, en escrito anterior, el origen de la recomendación principal de Paul Krugman respecto a las crisis económicas que aquejan a EE.UU. y Europa: guardan similitud con la Gran Depresión de 1930 por lo cual las soluciones son similares. El conocimiento existe y se requiere recordarlo, usarlo y el problema pudo y debió resolverse. Las medidas correspondientes deben adoptarse de inmediato para evitar efectos inconvenientes en el largo plazo. Finaliza, en Acabemos ya con la crisis (2012), con sugerencias pertinentes, y ya expuestas, para EE.UU. No sobra decir que se procurará entender los sucesos del siglo pasado con base en el autor citado y John Kenneth  Galbraith.

¿Qué ha impedido la solución? Según Krugman, prejuicios políticos e ideológicos personificados, en gran medida, en la animadversión a Keynes. El fenómeno luce irreal al admitir que la marcha del tiempo obliga a referirse más al neokeynesianismo que a Keynes. Se dice que la Teoría General del economista inglés se equipara a Mi Lucha y El Capital de Adolfo Hitler y Karl Marx respectivamente. Se impulsa la generalización de la política de austeridad y se olvidan hechos elementales: si todo el mundo ahorra al mismo tiempo, la situación se vuelve un desastre. Conviene que si alguien ahorra, otro gaste. El superávit comercial de algunas naciones equivale al déficit en cuenta corriente de otras. “Tu gasto es mi ingreso y mi gasto es tu ingreso”. La referida política olvida la preocupación causada por el desempleo en los años treinta. Estos aspectos negativos caracterizan, con Krugman, al partido republicano de EE.UU., en especial a la rama del Tea Party y la tendencia es tan fuerte que frenó la solución plena buscada con Obama: se quedó a medio camino y, si frenó la depresión, no hizo lo mismo con el desempleo. Así opinan Krugman y Stiglitz. Tal vez Max Weber ayude a entender la situación.

El aporte de Krugman incluye explicaciones interesantes del concepto de la trampa de la liquidez con ejemplos de la vida real. Asimismo, profundiza en la existencia del desempleo involuntario y cómo afecta al personal tecnológicamente bien preparado. También analiza el déficit fiscal y la deuda pública: el primero debe relacionarse con el tamaño de la economía sobre la cual incide y lo fundamental con lo segundo reside en que aumente a un ritmo menor que el del desarrollo económico.