Guillermo Franco Camacho | El Nuevo Siglo
Sábado, 19 de Septiembre de 2015

“Reservas sobre papel de Ecuador como intermediario”

SAGITARIO

OEA/Unasur

Conviene analizar el trato, a nivel continental, de los derechos humanos y, en particular, al afectar a Colombia. El fracaso en la OEA en el intento de exponer el maltrato experimentado por los colombianos, tanto deportados como quienes huyen, de Venezuela, permite anticipar lo que pueda ocurrir en Unasur. Hubo, en la OEA, cinco votos adversos a Colombia: Ecuador, Bolivia, Venezuela (trío solidario entre sí), Nicaragua y sorprendió ver a Haití. Se abstuvieron Brasil, Argentina, Trinidad y Tobago, República Dominicana, Granada, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Surinam, Antigua y Barbuda, Belice y Panamá; sorprendió no ver a Brasil y Argentina opuestos a Colombia  y la explicación, tal vez, resida en la  habilidad del servicio diplomático de ambos países. Se entiende que Brasil y Argentina remplazan (o lo harán) a Colombia en la relación comercial con Venezuela y pueden votar por su socio en Unasur y están en su derecho de hacerlo.

En cuanto a Panamá, cabe recordar su naturaleza de paraíso fiscal atribuida por Colombia y jamás esperó, quien escribe, apoyo por este lado. Fue grato que Chile, Paraguay, Uruguay y Perú acompañaran a Colombia y se deduce, según Laura Gil, avance en el ámbito de los derechos humanos en la OEA al comparar la votación con el caso de Corina Machado y se agradece, también, a Estados Unidos, Canadá, Guyana, México, Costa Rica, Honduras, El Salvador, Guatemala, Jamaica, Santa Lucía, Bahamas y Barbados.

Conclusiones preliminares. El debate sigue y Colombia debe encauzarlo ante los organismos internacionales de derechos humanos, excluyendo el de la ONU en que participa Venezuela. La controversia ha de adelantarse en términos de derechos humanos y excluir consideraciones comerciales, políticas e ideológicas.  Deprime marcar con “R” y “D” residencias de colombianos en Venezuela y verlos cruzar ríos bajo la mirada de la Guardia bolivariana; hay quienes ubican tales hechos en la Alemania nazi y preocupa otro probable acto de la misma fuente: fraguar incidentes fronterizos. El arreglo final incluye otros asuntos, depende de acuerdos entre las partes y está bien que haya testigos internacionales -¿será positivo el aporte ecuatoriano?- para que las reuniones no se pospongan indefinidamente o se cancelen, Venezuela exponga pruebas convincentes escritas y se logren acciones conjuntas concretas. Se tiene reservas sobre el papel de Ecuador como intermediario.