GUILLERMO LEÓN ESCOBAR HERRÁN | El Nuevo Siglo
Martes, 6 de Noviembre de 2012

El problema religioso en la política

 

Hace unos días se presentó al mundo intelectual colombiano un buen libro de Mathias Herdegen  que bajo el tema de el “Estado y Racionalidad“ discurre por temas que son fundamentales en la tarea del pensar tanto en la filosofía como en el derecho y -sobre todo- cuando las dos instancias se entrecruzan.

La racionalidad es la columna vertebral y es lógico porque la razón es el momento definitivo de la desacralización del mundo y la verdadera inauguración de los tiempos modernos que han obligado a todas las disciplinas a redefinirse, a buscar caminos para avizorar el futuro y construir nuevos puntos de referencia, de encuentro y de positivos desencuentros.

Por lo común hoy no se disputa, no se controvierte, difícilmente se argumenta y es por ello que aun antes de leer o de escuchar ya hay personas que “discrepan“, sobreponen la perorata desde  tiempos diferentes, unos empecinados en mirar el pasado tropezándose con el presente y otros inventando un futuro lleno de deseos que coincidan con sus apetencias.

El libro de Herdegen es riguroso, discursivo; no da un paso sin apoyar la argumentación y es en ese sentido cómo, leyéndolo, se puede  discutir con el autor y es así como se origina la lectura y no ese paso superficial sobre las letras que permite matar a los autores reduciéndolos a la mínima expresión, esa que fatalmente convirtió a Maquiavelo en un pensador inútil que le puso palabras a la certeza de que “el fin justifica los medios“ o al irascible sentimental de J. J. Rousseau en aquello de que “el hombre es bueno y la sociedad lo corrompe“ ignorando el tesoro que ellos encierran en sus “divagaciones” del pensar.

Cabe señalar  el apartado titulado “Racionalidad y Neutralidad religiosa del Estado” que bien harían en leer -en Colombia- tanto los que  defienden la Iglesia y las iglesias así como quienes la atacan, por lo común desde frágiles prejuicios respaldados en ambos casos por las fortalezas de sus intolerancias y casi fundamentalismos.

En el mundo hoy son plurales  los modelos de relación entre  el Estado y las iglesias.  El modelo francés de separación plena lo que deja camino libre para el diálogo interreligioso sin el peso de las ventajas políticas ocasionales; el modelo inglés de  Unidad plena  entre Iglesia y Estado, modelo que es frecuente también en algunos países budistas y musulmanes y aquello que ha venido llamándose el modelo cooperativo muy alemán en su origen y aplicado mayormente en Europa que hace a las iglesias entes de derecho público.

En ese debate habría que entrar  cuando el Estado colombiano, la Iglesia y las iglesias pretendan discutir seriamente. Las religiones están lejos de desaparecer y es su relación con el Estado la que están planteando las grandes discusiones sobre asuntos de pensar complejo pero que aterrizan en la realidad en situaciones absolutamente concretas que obligan a pensar en neutralidad de Estado, equidistancia y han de poner a prueba la capacidad de respetar sus diferencias pero garantizando “los valores del orden democrático y pluralista“.

guilloescobar@yahoo.com