Homenaje a la libertad | El Nuevo Siglo
Lunes, 27 de Julio de 2020

Hace 23 años vivimos una tragedia familiar con el secuestro de mi papa, Elías George, un drama por el cual miles de familias colombianas hemos pasado.

Un miércoles de 1997, cuando llegaba a mi casa en Santa Marta de la habitual práctica de fútbol, a eso de las 7 p.m. atendí una llamada en el teléfono fijo: era Inés Mora, compañera de trabajo de mi papá, quien gritó ¡secuestraron a Elías!

Todo pasó en Barranquilla, estando en su oficina, donde gerenciaba una empresa de telefonía celular distribuidora de la compañía Celumóvil (hoy Movistar), hasta donde llegaron hombres fuertemente armados y se lo llevaron con rumbo desconocido. Poco tiempo después se atribuiría el hecho un grupo disidente del ELN de nombre Corriente de Renovación Socialista, el cual lideraba una persona que hoy se desempeña como secretario de gobierno de una ciudad capital colombiana manejada por la izquierda. ¡Increíble!

Pasaron los días, hice mi primera comunión sin papá, mi madre Tatiana asumió el momento con entereza ante 4 hijos (Elías, Camilo, Tana y Meleck) de 13, 11 y 9 años que no sabían dónde estaba papá y mucho menos cuándo regresaría.

En ese trance no hubo un solo día en que yo no dijera que a papá lo traería a la libertad nuestra querida Policía. Recuerdo mucho una visita que tuvimos de don Alberto Villamizar (Q.E.P.D), primer Zar Antisecuestro que tuvo el país y gran gestor del grupo Gaula en Colombia, una persona a la que le debemos mucho.

Pasarían tres largos meses hasta que gracias a un milimétrico operativo realizado por el Gaula de la Policía Atlántico, liderado por el entonces general Marca Daza y el Mayor Matituy, en el municipio de Baranoa, Atlántico, lograron la liberación de mi papá.

ens

Libre, vendría la mayor prueba: sanar todas las secuelas psicológicas de lo que significaba haber estado secuestrado, algo que 23 años después no ha logrado del todo, y es que me cuenta papá que la peor parte de estar en cautiverio es cuando los captores te debilitan a tal nivel, que te hacen creer, que hasta a tu propia familia no le importas.

Hoy, agradecido con Dios, le hago un homenaje a mi papá por sobrevivir a un secuestro, por su valentía y entereza, y si bien no lo puedo abrazar por la pandemia, a la distancia celebramos tenerlo aún con nosotros.

ens

A nuestra querida policía, gratitud por siempre, héroes con los que siempre estaremos en deuda. Como lo dice su himno, siempre adelante, como guardianes del orden, con hidalguía valor y dignidad. A mis tíos Kemel, Edgar y Miriam, por apersonarse del momento. A mis tías Noni, Jaqui y Tita por acompañarnos en esa dura época.  A mi hermana Vanesa, a quien conocí al poco tiempo.

Finalmente, a las nuevas generaciones de colombianos, que conozcan nuestro pasado, para no repetir los errores en el futuro, en un país que, a pesar de las adversidades, evidencia significativos avances en la lucha contra este abominable flagelo.