Uno no escoge donde nacer…Pero en Colombia somos expertos en demostrar nuestro nacionalismo, amor patrio y defensa a muerte de la soberanía únicamente cuando vamos a perder parte del territorio o cuando Colombia va a ir a un mundial de fútbol. Nos molesta escuchar que nos digan la verdad aun sabiendo que lo que nos dicen es poco comparado con la realidad en que vivimos.
Sentimos un orgullo profundo cuando contamos que nuestro país tiene una diversidad impresionante que se refleja en la fauna, cultura, razas, gastronomía, idiomas, religiones etcétera. Y que tiene mucho aire y agua. Que el 41.8% de nuestro territorio está en el pulmón del mundo (aunque solo corresponda al 6% del Amazonas). Que ningún país tiene la gente más feliz (aunque esté entre los 15 más peligrosos y violentos del mundo). También nos gusta que nos reconozcan como el más madrugador (aunque sea el más ineficiente del planeta).
¿Y de qué sirve todo eso tan positivo? Con un Chocó abandonado y en la misma miseria o peor incluso que antes de que se convirtiera en departamento de Colombia en 1947. Esto gracias a la lucha solitaria del padre del Chocó Diego Luis Córdoba. Tal cual Colombia abandonó a Panamá en su momento en medio de debates políticos como pretexto para entregarla…Caro, Marroquín y mientras tanto Panamá a cargo de Pepe Botella famoso por cabalgar ebrio y desnudo por el Istmo. Otro nefasto colombiano que se creyó la reencarnación de Bolívar tal cual nos está pasando hoy. Corruptos, revolucionarios, borrachos que se creen los mesías del pueblo colombiano y más allá… O un Archipiélago de San Andrés consuetudinariamente perdido y emocionalmente distante de Colombia así los abogados más sofisticados del mundo hayan salvado algo de territorio.
Un país que fracasó en conseguir la paz porque su economía -aunque digan que no- es el narcotráfico. Y por eso Colombia es reconocida en el mundo entero. Así nos ven y reciben en los aeropuertos del mundo así seamos monitos, del mejor colegio y elegantísimos. O el cada vez más famoso turismo sexual hacia Cartagena y Medellín. Esta última ciudad reportando cinco casos diarios de VIH…
Un país en el que asesinan policías a diario y los revolucionarios traquetos incautan a la policía sus chalecos antibalas, armas y demás. Todo con el permiso del ministro defensa que ejerce como notario de los delincuentes por órdenes de su comandante.
Un caso muy interesante para que un buen abogado internacionalista los denuncie ante la CIJ por crímenes de lesa humanidad y genocidio por inacción y omisión de defensa al permitir como comandante de las fuerzas militares y de policía desarmarlas, engavetar información sobre atentados, desmoralizarlas y dejarse matar. Ojalá el ultimátum de Petro a su gobierno hubiera sido que tienen un mes para acabar con las muertes en la “potencia de la vida”.
El apóstol de la paz, San Agustín, avala la guerra justa… y es justa cuando es necesario buscar la paz y reestablecer el orden. Tal vez llegó el momento…
juanfelipereyes@hotmail.com