Horacio Gómez Aristizábal | El Nuevo Siglo
Sábado, 15 de Agosto de 2015

“Estimular a productores nacionales para que compitan”

INDUSTRIA Y PROGRESO

Exportación, generadora de empleo

 

CREAMOS  desempleo y, en cierta forma, lo importamos, cuando erigimos obstáculos que impiden las ventas al exterior o cuando imposibilitamos a los productores nacionales para que compitan aquí con las mercaderías extranjeras. Ejemplo del primer caso, el incremento de costos a las mercancías de exportación. Ejemplo del segundo caso, cuando esti­mulamos la importación de géneros extranjeros abaratando el dólar.

En consecuencia, si la exportación crea empleo, su debilitamiento y merma, también disminuyen o debilitan la ocupación. Provocar la incapacidad de los empresarios colombianos para competir en el interior del país con los productos traídos del exterior, perjudica el pleno empleo. Amigos de la apertura económica creemos, no obstante, que se han cometido errores en la política practicada conjunta o separadamente por el Gobierno y por la Junta del Banco de la República. El resultado no se ha hecho esperar: Desconcertados porque en los primeros meses de la nueva política las exportaciones crecían mucho, al contrario de las importaciones que mermaron o se debilitaron en extremo, nos dedicamos a provocar la baja de esas exportaciones así como estimulamos el ingreso de mercancías foráneas. Las estadísticas son elocuentes.

Hemos creado tales obstáculos que ya aparecen en el Ecuador exportadores colombianos de flores, que buscan en el país vecino aires más saludables para su industria.

No nos arredran las importaciones. Se exporta para poder importar. Pero sólo para traer del exterior aquello que no podemos producir aquí con eficiencia. Mientras obstaculizamos las exportaciones y estimulamos las compras de ultramarinos, arrullamos aquí las divisas de procedencia ilegítima. Es decir, amputamos la ocupación auténtica para continuar indiferentes ante el ingreso de divisas irregulares.

La mal llamada enfermedad holandesa nos tiene afectados aquí desde hace tres o más lustros. La afluencia de divisas de origen ilegítimo ha impedido que el tipo de cambio suba a los niveles necesarios para mantener aquí más gente ocupada. ¿Cuántos colombianos quedan sin empleo cuando las exportaciones se disminuyen en cien millones de dólares? ¿Cuántos pierden el empleo, cuando las importaciones asfixian a la industria doméstica?

Hay que oír la gritería cuando se habla de suprimir cinco o diez mil empleados y obreros ociosos, supuestamente ocupados al servicio del Estado, y, en cambio, escuchar el sepulcral silencio cuando centenas de miles de compatriotas se mantienen desempleados por el mal manejo de las autoridades en lo que atañe a nuestro comercio exterior. ¿Cuántos puestos se pierden por cada revaluación del 1%?. Colombia exporta o muere.