HORACIO SERPA | El Nuevo Siglo
Miércoles, 23 de Mayo de 2012

¡Se escaló el conflicto!

 

Repudiable en extremo el criminal ataque al doctor Luis Fernando Londoño Hoyos, quien afortunadamente se recupera de sus lesiones. Atentado infame que causó muertos, numerosos heridos, cuantiosas pérdidas materiales y temores. El país se pronunció para rechazar el hecho, rodeó de solidaridad al exministro junto a las víctimas y sus allegados y espera un pronunciamiento definitivo de las autoridades para saber a ciencia cierta la identidad de los responsables.

Duele también el sacrificio de los 12 soldados en La Guajira. Un nuevo acontecer sangriento que a todos nos enluta y por el cual los colombianos se expresan perplejos en manifestaciones de condolencia y acompañamiento a los deudos, al Ejército Nacional y al gobierno del presidente Santos.

¿Qué está pasando? ¿Por qué otra vez terrorismo, asaltos, muertos? Es la diaria inquietud de los colombianos, aupada por las declaraciones de los que ven en lo ocurrido la oportunidad de alcanzar ventajas políticas criticando al Gobierno, pidiendo más acción y mejores resultados en la lucha contra los violentos, soliviantando a la población con el argumento de que estamos quedando en manos de la delincuencia y enviando mensajes subliminales a la Fuerza Pública para que se resienta.

La respuesta es: se escaló el conflicto.

Cómo se lee y se oye. Es que hay conflicto, tenemos guerra interna, hace medio siglo existe un levantamiento armado y no es cierto que esté por acabarse porque los guerrilleros fueron eliminados o dominados. Eso es mentira. También fue mentiroso que hubiéramos llegado “al fin del fin”. Ni nos acercamos siquiera. Aceptado que se avanzó en la lucha contra la subversión, que la guerrilla tuvo que reducirse a sus zonas de retaguardia y que fueron destruidas muchas de sus estructuras de mando y frentes de combate. Pero la subversión sigue ahí, combatiendo, con capacidad de daño, atacando, matando, destruyendo. Nunca ha dejado de hacerlo.

Ahora aumentó la actividad insurreccional. ¿Para qué? Para demostrar que no ha sido destruida después de que cayó su comandante general; reaccionando a las acciones militares de las Fuerzas Armadas; mostrando fuerza frente a posibilidades de negociación política. Por estas u otras razones las Farc están más activas, elevando el fragor del conflicto.

Así pasa en las guerras. No hay que extrañarse ni lamentarse. Confrontar, combatir, aprovechar que dan la cara para alcanzar más éxitos convirtiendo la situación en una oportunidad para consolidar los propósitos de reducción y desmantelamiento. No hay que pedir cuartel, ni darlo. Avanzar.

Resulta injusto decir que se ha bajado la guardia, que existe desmotivación en la tropa, que se vacila desde la Presidencia, que se ceden espacios al enemigo.

El presidente Santos fue el Ministro de Defensa del Gobierno anterior. La Fuerza Militar y la Policía son las mismas, casi con los mismos Comandantes.

No estamos perdiendo la guerra. Lo único que se ha perdido es coherencia en la crítica, temperancia en la argumentación y solidaridad con las instituciones, por parte de algunos de los que más están obligados a tenerlas.