HUGO QUINTERO BERNATE | El Nuevo Siglo
Martes, 5 de Noviembre de 2013

Las mismas amenazas

HOY  hace 28 años empezaba a escenificarse una de las mayores tragedias de la vida nacional: La toma del Palacio de Justicia. Un grupo guerrillero que tenía por motivación la delirante idea de hacerle un juicio al Presidente de la República, se preparaba para entrar a sangre y fuego y secuestrar a la mayoría de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado.

La reacción gubernamental fue aún peor. Usando tanques de guerra y armamento más propio de un conflicto internacional que de una toma de rehenes civiles, literalmente arrasaron con el Palacio de Justicia hasta aniquilar, no solo al comando guerrillero, sino a la mayoría de los magistrados allísecuestrados.

Ese es probablemente el mayor atentado que se ha hecho contra la Administración de Justicia en Colombia, pero no el único. Cada cierto tiempo, los mismos que en 1985 acabaron con su cúpula, visten diferentes ropajes e intentan repetir la faena.

Los de ahora, aprovechando la coyuntura de un "magistrado" de la Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura involucrado  en un vergonzoso incidente, promueven una Reforma de la Justicia y amenazan hacerla incluso contra la Justicia.

Fieles a su estirpe, gritan al unísono la catástrofe total, e infieles a la historia, escamotean los hechos para esconder su origen en aras de discutibles tesis y de sus manifiestas intenciones de privatizar la Administración de Justicia.

Con la honrosa excepción de Juan Esteban Lewin que puso el dedo en la llaga de lo que significóel gobierno de Álvaro Uribe para la administración de justicia, todos los analistas han ignorado esa circunstancia. En el artículo de la Silla Vacía se demostróla   responsabilidad histórica del expresidente por variar radicalmente el perfil de la Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura. Uribe no solo se dedicóa perseguir a las Cortes con el DAS o con sus periodistas amigas, sino que en el más escabroso juego de politiquería, decidióentregarle la Sala Disciplinaria a los directorios políticos para que hicieran de la toga un sayo. Gentes sin trayectoria alguna en la Rama Judicial llegaron en paracaídas a vestir una toga que hasta entonces habían visto solo de lejos y con miedo. Y asínos va.

La Sala Disciplinaria que había tenido juristas de la talla de Jaime  Giraldo Ángel, terminóen manos de hombres de confianza del Congreso, o en la de exparlamentarios ahogados y con deudas de alimentos. Todos esos, por arte de birlibirloque uribista pasaron de la noche a la mañana, de un lado a otro del estrado.

Y, ahora, los autores de semejante enroque, pretenden responsabilizar a toda la Rama Judicial de las trapisondas de uno que deshonróla toga, no ahora, sino desde antes, cuando la vistiósin merecerla.

Ni las Cortes, ni los jueces temen una reforma a la justicia, ni consideran "privilegios" laborar 18 horas diarias y no poder tener más vida que el trabajo. El único privilegio que en realidad tienen los jueces, es el de su independencia y autonomía, y mucho me temo que ese es el verdadero objetivo de los anunciados reformadores.

@Quinternatte