HUGO QUINTERO BERNATE | El Nuevo Siglo
Martes, 7 de Enero de 2014

Solidaridad

 

“Uruguay, ejemplo de la libertad como valor supremo”

Por allá, desde los años 60, se puso de moda en ciertos círculos sociales visitar Cuba. Era (¿es?) muestra de compromiso ideológico y de solidaridad con las ideas socialistas y el triunfo de la revolución cubana. Muchas de las fracturas entre reconocidos intelectuales provienen de gestos de ese tipo, en esa hora.

El tiempo terminó dándole la razón a quienes auguraban que bajo el ropaje de la protección de los más débiles, lo que se anidaba en  Cuba era un régimen que terminaría por llevarse de calle todas las libertades públicas y privadas de los ciudadanos.

A Cuba se le debe no sólo el marchitamiento de las ideas de  izquierda, que desde entonces quedaron asociadas a regímenes  dictatoriales en manos de una sola familia, sino un fenómeno aún peor para la humanidad: El de los cubanos de la Florida, que son esa suerte de renegados de su propio país que se creen dueños de los Estados Unidos de América. Como dijo Alan Shore en "Boston Legal", la exitosa serie estadounidense, "En EE.UU., existen los más conservadores, los conservadores, los Republicanos y los de la Florida".

Paradójicamente, todos esos ultraconservadores terminan pareciéndose tanto a sus presuntamente peores enemigos que  no son sino malas copias mutuas. Un cubano anticastrista de  la Florida, un republicano redneck del medio oeste gringo, o un furibista en Colombia, son iguales a los hermanos Castro de Cuba: perseguidores del libre pensamiento, sobre todo si se expresa en el matrimonio entre personas del mismo sexo o en la despenalización del uso de la marihuana. Son extremos que se juntan para mostrar que la estupidez humana no tiene ideología.

Sin embargo, cuando uno cree que la humanidad anda como el cangrejo, aparecen pequeños focos de esperanza que retornan la fe en los países y en sus gentes. EE.UU. que se jugó una guerra civil y muchos conflictos internos por la defensa de los derechos civiles de sus ciudadanos, acaba de retornar a esas viejas batallas por la libertad individual. En Colorado, desde hace una semana, y en Washington dentro de seis meses, sus ciudadanos pueden y podrán usar marihuana con fines recreativos sin temor a ser perseguidos como terroristas. Todo un hito, en el país que se inventó no sólo el uso masivo de las drogas, sino la guerra contra ellas.

Uruguay, un pequeño país suramericano acaba de dar el otro batacazo. En un mismo periodo y sin mayores problemas aprobó el uso legal de la marihuana y el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Quienes somos liberales, en el sentido Popperiano del término, debemos solidarizarnos con Uruguay. Visitar ese país, donde no solo se come de maravilla y se disfruta de lo acogedor de Colonia o Montevideo, debería ser tarea de todos los que reconocemos que la libertad como valor humano supremo incluye la de casarse con quien quiera, independientemente de su género, y la de estimularse (o tranquilizarse) con lo que le plazca.

En contraste,  los uribistas y todos los de su condición pueden irse al Para...na.

@Quinternatte