HUGO QUINTERO BERNATE | El Nuevo Siglo
Martes, 29 de Julio de 2014

Humanidades

 

La intempestiva salida del periodista Mauricio Arroyave del “Canal Capital”y del programa “El Primer Café”por imposiciones de contenido del gerente de esa estación pública de televisión, constituye un indiscutible, aunque nada sorprendente, acto de censura por parte de quien se quejaba de ser víctima de lo mismo.

 

Hollman Morris, que hasta hace muy poco encarnaba todos los valores del periodismo independiente, parece que es una nueva víctima de esa extraña metamorfosis que sufre la condición humana, con algunas excepciones, cuando accede al ejercicio del poder.

Alguien que pasa en un corto lapso de censurado y perseguido a censurador y perseguidor, no es ninguna historia nueva. La humanidad estáplagada de esa y de miles de historias parecidas. No hay mejor manera de conocer el verdadero talante de una persona que darle poder. Y no importa si éste es poco, efímero o francamente insustancial.

Un soldado o un patrullero de la Policía puede ser el mejor y más solidario de los compañeros de su escuadra, hasta que lo designan dragoneante. Apenas le imponen esa insignia, que lo premia por desempeño, automáticamente cambia de personalidad. De amigos pasan a jefes y deciden que la mejor manera de ejercer es tiranizando a sus antiguos compañeros. Se les sale el atarván oculto.

Igual pasa en sectores femeninos. En un círculo de pares, no es sino que a alguna la designen coordinadora o que le den cualquier pequeña preeminencia sobre sus compañeros, algún pequeño poder, para que automáticamente cambie, como decían las abuelas: del cielo a la tierra.

Uno de los primeros problemas de gestión de la Fiscalía ocurrióa partir del nombramiento de un Fiscal, par de sus compañeros, como Coordinador de la respectiva unidad. Los conflictos por el uso desbordado del poder del designado no son pocos. Desde los que estiman que su función es controlar el horario de sus compañeros, hasta quienes se inmiscuyen descaradamente en las decisiones judiciales de quienes empiezan a ver como “subalternos”.

Hay miles de tratados de sicología y hasta de siquiatría sobre la locura, la soledad o la arrogancia del poder. Pero parece que nadie los lee antes de aceptar algún cargo o de ejercerlo. Ni siquiera la certeza absoluta de que es una entelequia, impide los cambios de mentalidad que se operan en sus ostentadores o detentadores, según sea el caso.

La izquierda, por ejemplo, que se ha presentado como la cara amable de la autoridad, siempre ha demostrado que es una sin y otra con gobierno. Alguien ya lo dijo: El poder siempre es de derecha.

El Jefe Supremo del Gerente del canal Capital, en cuya protección se ejerce la censura por parte de Morris, es una muestra clara de la mutación que el poder le hace a la condición humana. Como el Cristianismo, que pasóde iluminar con sus mártires los espectáculos del circo romano cuando era una doctrina perseguida, a perseguir media humanidad durante la Inquisición, cuando ya era un poder establecido.

A 100 años de la Gran Guerra, parece que los anarquistas no estaban tan equivocados.

@Quinternatte