HUGO QUINTERO BERNATE | El Nuevo Siglo
Martes, 22 de Mayo de 2012

Duelo de Twittarnes

 

Ningún Presidente de la República ha tenido que aguantarse a un antecesor más cansón, que el que le ha tocado lidiar a Juan Manual Santos. Su predecesor no sólo carece del mínimo respeto por la dignidad presidencial que ostentó durante un período y detentó durante otro, sino que la prudencia tampoco es una de sus virtudes, a pesar de la exhibición pública que hace de sus presuntas convicciones religiosas.

Twitter, la red social de los 140 caracteres, se ha convertido en el arma preferida en la que desde su cuenta @AlvaroUribeVel dispara no sólo en ráfaga sino, como dicen en su Antioquia, con escopeta de regadera, pues no tiene ningún autocontrol en los adjetivos, en las sindicaciones o en los destinatarios de sus trinos.

Cómo serán las descachadas de Uribe que un funcionario tan ideológicamente afín a él como el Procurador General de la Nación no sólo ha sido víctima de sus ataques, sino que hubo de llamarle la atención para que se comportara conforme a las responsabilidades que le corresponden como expresidente; y, reconocidos uribistas AAA de otras épocas no ocultan su incomodidad ante tanta trinadera del ex.

Uribe no oculta el trauma que le causó no haberse podido eternizar en el poder y por eso debe ser que pretende ejercer una especie de derecho de tutela sobre el presidente Santos a quien no le perdona que sea independiente, que tenga sus propias ideas sobre el manejo del Estado colombiano y, sobre todo, que no haya seguido con las peleas que su gobierno tenía casadas, dentro y fuera de las fronteras nacionales.

Santos, que ha declarado que su mantra es “no peleo con Uribe”, a veces parece recordarnos las viejas lecciones de teología, por las que uno sabe que hasta la paciencia de los Santos tiene un límite, sobre todo cuando los ataques incluyen la maliciosa manipulación de las cifras actuales o el evidente ocultamiento de hechos o datos de períodos presidenciales anteriores, como ocurre, por ejemplo, con el supuesto “problema” del actual fuero militar que obedece a un acto administrativo decidido a ciencia y paciencia en uno de los cuatrienios uribistas.

Lo doloroso de todo esto es ver el síndrome de vampiro que va desarrollando el expresidente, pues, con cada atentado de la guerrilla, de las bacrim, o de las dos al tiempo, parece retomar bríos para pelear. Es como si la sangre derramada por colombianos inocentes en cada ataque de la delincuencia le diera vida o lo fortaleciera.

Uno esperaría que alguien que ocupó el solio de los presidentes y que goza aún de una respetable popularidad, utilizara las redes sociales y la bien repartida red de colaboradores que mantiene en los medios de comunicación para ayudar a construir el proyecto de país que durante 8 años no fue capaz de estructurar.

En contrario de eso, como escribió un twittero esta semana, Álvaro Uribe celebra tanto los atentados terroristas contra este gobierno, que no le falta sino reivindicarlos.

@quinternatte