JAVIER A. BARRERA | El Nuevo Siglo
Sábado, 19 de Mayo de 2012

El camino de Uribe

 

A raíz del atentado terrorista en contra del exministro Fernando Londoño, el panorama político colombiano se entorpece con comentarios y, detrás de las palabras y el temor maquillado, se engrandece la imagen de Álvaro Uribe. Pero, ¿cuáles los elementos de los que se vale el uribismo para reivindicar la figura de Uribe?

Problema - Reacción - Solución: su discurso se ha concentrado en hacer eco y descontextualizar cualquier falla de seguridad. Como reacción se crea la noción de que la seguridad democrática está en detrimento y finalmente se hace un mal contraste con el gobierno anterior. La “única” solución posible se convierte en el retorno de un expresidente.

Sin embargo, la oposición se olvida del atentado contra Vargas Lleras, el atentado contra El Nogal y todos los inconvenientes que tuvo el gobierno Uribe durante 2009 y su parte en 2010.

Se habla también de permisividad y ofertas burocráticas. Se omiten asuntos del gobierno de Uribe como lo fueron parapolítica, Agro Ingreso Seguro, Carimagua, inutilidad del Ministerio de Transporte y el desfalco a la Salud.

Ahí surge el segundo elemento del discurso de Uribe: promover discusiones emocionales y no reflexivas. Descontextualizar los hechos permite que la figura de “un único individuo capaz” tome fuerza, apalancado esto en minimizar el valor crítico que pueda tener cada hecho. En términos generales, el discurso uribista hace eco del drama sólo porque de esta forma la sociedad es vulnerable a actuar a partir de lo que idealiza y no de lo que necesita.

Como si fuera poco, el discurso está reforzando un sentimiento de culpa en el que se vende a Uribe como la figura responsable de haber movilizado a la sociedad a votar por Santos.

Al referirse a la traición, al apoyo equivocado, al arrepentimiento, el expresidente lo que logra es que la sociedad sienta que sus decisiones son producto de ignorancia y que éstas deberían partir de un pasado mejor y no de un dinamismo producto de la acción y la renovación constante.

Si a todos estos elementos se le suma el hecho de que Uribe habla desde el paternalismo extremo, tendremos la receta perfecta para promover el regreso de un modelo de gobierno que también es responsable de las cosas negativas que tiene hoy Colombia.

Mi opinión es que Uribe se convirtió en un personaje interesado en cultivar las condiciones ideales para poder volver a jugar con Colombia como si esta fuera su finca personal. Producto no del dolor de patria, sino del dolor de su ego; de ahí que hable sin contexto, como si la historia de Colombia hubiera empezado en su gobierno y no con un florero.

@barrerajavier