JAVIER A. BARRERA B. | El Nuevo Siglo
Sábado, 31 de Agosto de 2013

Sociedad de hipócritas

 

No sé en qué momento decir que no me voy a poner una ruana y que no voy a apoyar las marchas del paro me convirtió en un monstruo para la sociedad. Como si al hacer eso estuviera diciendo que no entiendo sus demandas o que no estoy de acuerdo con ninguna de ellas.

Reitero que no apoyo las marchas porque, como sucedió el jueves, suelen convertirse en focos de violencia sin sentido. Manifestaciones que sólo motivan la anarquía de nuestros conciudadanos. Tampoco apoyo la marcha porque el poder de mis acciones debería estar más allá de mi presencia física en medio de una masa desorientada y de doble moral. Me pregunto ¿cuántos de los manifestantes de ayer salieron después de la protesta y llenaron su barriga en McDonald´s?

Decía alguien en Twitter que era necesario llevar la protesta a los centros financieros de la ciudad, y yo me pregunto si no sería más útil llevar la indignación a nuestros hábitos de consumo.

Después de oír opiniones en los corredores de las oficinas, en conversaciones familiares y en la calle, he llegado a la conclusión de que la sociedad colombiana está conformada por hipócritas de la más despreciable calaña.

Personas que justifican la violencia bajo la simpleza de argumentos como “es que si no hacen eso el Gobierno no los oye”, como si el Estado fuera una fuerza sobrenatural capaz de dirigir incluso las acciones y decisiones diarias de todos nosotros. Como si el deber de oír fuera exclusivo del Gobierno y no de los ciudadanos. ¡Bonita nuestra idea de democracia!

Asumimos la protesta como legitima, pero nos negamos a ver nuestras decisiones como el martillo que pone punto final a los tratados de libre comercio. Hipócritas quienes buscan que el Estado solucione todo y esperan sentados que la realidad cambie sin que esto influya en su cómoda cotidianidad.

Hipócritas todos, como el propio Álvaro Uribe que apoya a los campesinos a pesar de haber sido él uno de los artífices de los motivos de la protesta. Hipócrita Piedad Córdoba que apoya a los campesinos y al tiempo hace guiños a las Farc, verdugos ellos del agro colombiano.

Hipócrita su vecino que disfruta comiendo productos importados y no piensa en la tragedia del agro colombiano mientras que saborea las ilusiones del primer mundo. Hipócrita usted si cree que la solución está en que el Gobierno les diga a las personas qué comer, qué comprar y qué hacer.

En una sociedad así, prefiero seguir siendo un paria y no un ciudadano “indignado”.

@barrerajavier