JOSÉ E. MOSQUERA | El Nuevo Siglo
Sábado, 18 de Agosto de 2012

Las diputas por el Ártico

 

El Polo Ártico ha dejado de ser unas de las regiones más “remotas” de la Tierra para convertirse en una zona de álgidas disputas por el acceso a los recursos energéticos y mineros que posee su lecho marino. De hecho ha pasado a ser una región estratégica, generadora de nuevas tensiones militares y de disputas marítimas y económicas entre Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Noruega y Rusia. El cambio climático no sólo está produciendo un acelerado deshielo del Ártico, sino el surgimiento de disputas económicas entre los países colindantes por el control de los yacimientos de petróleo, gas, oro, carbón, hierro, cobre, fosfato, aluminio y azufre, al igual que por el dominio de las nuevas rutas de navegación que reducen los trayectos entre Estados Unidos, Europa y China.

Además de las discrepancias territoriales que mantienen cinco de los ochos países que colindan en la zona, también Inglaterra, Francia, Alemania, China, India y Brasil tienen puestas sus miras en las riquezas petroleras y mineras de esta región y tratan de tener acceso a ellas y al control de las rutas marítimas. Todos buscan cómo acceder a los recursos naturales y por eso Estados Unidos, Canadá, Dinamarca, Noruega y Rusia han comenzado un proceso paulatino de reequipamiento militar, ampliaciones y construcciones de nuevas bases y, desde luego, despliegues de fuerzas especiales con el fin de defender sus dominios e intereses.

Rusia ha planeado crear una unidad militar para defender sus intereses económicos y geoestratégicos, lo mismo están haciendo Estados Unidos Canadá, Dinamarca y Noruega. Estados Unidos y sus aliados de la OTAN observan con recelo los planes de desarrollo estratégicos de explotaciones petroleras y de gas, así como los despliegues militares de los rusos. Por eso, hace poco, la OTAN desarrolló la operación militar Respuesta Fría, en donde participaron más de 16 mil soldados de 14 países, bajo el sofisma de ensayos militares para la defensa del Ártico.

Hace dos años Rusia y Noruega firmaron un acuerdo de delimitación de espacios marítimos, que puso fin a la moratoria que había entre los dos países sobre la explotación de los yacimientos de hidrocarburos en una extensión de 175 mil kilómetros cuadrados. El citado acuerdo no significó el fin de las querellas limítrofes en la región, dado a que siguen las disputas: Estados Unidos y Canadá tienen disputas en el mar de Beaufort, Canadá y Dinamarca se pelean un islote en la costa de Groenlandia, Rusia y Estados Unidos continúan teniendo contrariedades en la franja que separa a Alaska de Siberia.

Los litigios fronterizos en la zona no son nuevos, muchos de ellos datan desde hace varios siglos y hacen parte de históricas querellas fronterizas entre Dinamarca, Noruega, Gran Bretaña, Rusia, Canadá y Estados Unidos. Ahora aquellas discusiones han adquirido otras dimensiones geopolíticas por las riquezas energéticas y mineras que están en juego. Durante la II Guerra Mundial fue una zona clave para el suministro de armas a las fuerzas aliadas, porque a través de sus rutas ellas pudieron evadir los controles militares de los alemanes apostados en la costa noruega. Mientras que en la Guerra Fría se convirtió en centro estratégico de experimentos militares de Estados Unidos y la extinta Unión Soviética, pero ahora como van las cosas de nuevo se está trasformando en un estratégico teatro de militarización y de disputas fronterizas y económicas que pueden terminar en enfrentamientos bélicos.