JOSÉ FÉLIX LAFAURIE RIVERA | El Nuevo Siglo
Martes, 21 de Agosto de 2012

¿Hasta cuándo nos van a victimizar?

 

Los ganaderos exigimos respeto luego de medio siglo de ignominia en nuestra contra. Logramos superar un pasado marcado por las agresiones de todos los actores armados pero, ahora, afrontamos un presente cargado de imputaciones que, desde la izquierda retardataria, vuelven a poner en peligro nuestra integridad física y moral. Ni Fedegan ni los ganaderos cohonestamos la criminalidad, ni prohijamos el despojo de la tierra como asegura, otra vez, León Valencia en sus declaraciones a El Heraldo, a propósito del reciente acto de restitución de tierras en Chivolo. Ya está bueno. Reclamamos un trato que responda con los derechos de miles de hombres y mujeres honestos y reprobamos la cacería de brujas, que busca sembrar otra noche de terror en el campo.

Es fácil señalar desde las ciudades, porque la guerra se libra en el sector rural y es allí donde se ponen los muertos y se sufre la peor de las violencias: la pobreza. Los señalamientos en contra de los ganaderos nos ponen, otra vez, en la mira de esa otra guerra silenciosa que ahora se libra desde los medios de comunicación y los juzgados. Pero, además, sus epítetos no han reparado en el peligroso e insostenible clima de venganza que están alimentando en la periferia.

Me pregunto ¿por qué algunos actores, que han jugado durante 20 ó 30 años con el país y se precian de conformar una izquierda que se dice democrática, vuelven a avivar los antagonismos y las fracturas sociales? ¿Por qué los ganaderos volvemos a estar en el centro de sus odios y ánimos vindicativos?

Aunque entendemos que la izquierda nos ha perseguido históricamente, primero con el fusil y, luego, desde las páginas editoriales y su influencia en el poder judicial, no comprendemos sus motivaciones. El asesinato de José Raimundo Sojo y el atentado contra Jorge Visbal, su exilio y los recientes cuestionamientos judiciales, son parte de esa historia de represalias, de victimarios criminalizando a las víctimas. Es el poder funesto del narcoterrorismo, infiltrado en nuestras instituciones para enlodar la honra de personas de bien, cuyo único pecado ha sido no comulgar con radicalismos y defender los intereses legítimos de los ganaderos.

Los estigmas que vinculan a los ganaderos con la supuesta “para-economía” o los escuadrones anti-restitución, cuando no de ser “guerreristas” u “opositores de oficio del gobierno”, han cobrado la vida de 5.000 ganaderos, de acuerdo con la edición revisada del libro Acabar con el Olvido que lanzará la Fundación Colombia Ganadera, Fundagan. Razón de más, para rechazar las acusaciones temerarias y las mentiras difundidas por León Valencia y otros tantos que siguen su camino, a quienes hacemos públicamente responsables de los peligros que ellas entrañen para los ganaderos.

No vamos a ser indiferentes a la persecución, adobada ahora, con una “violencia mediática”, más radical y extremista en sus objetivos y efectos.

Fedegan, como gremio cúpula de la ganadería colombiana, no modificará su actuación. Mantendrá una posición constructiva frente al Gobierno en propósitos comunes. Pero conservará su independencia crítica, respetuosa y también civilista, para cumplir con la misión de defender los intereses de los ganaderos. Esperamos la receptividad constructiva del Estado y del Gobierno Nacional, con la confianza de que compartimos el lema de que “la paz y la prosperidad de Colombia pasan por la recuperación del campo”.