JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ GALINDO | El Nuevo Siglo
Miércoles, 14 de Agosto de 2013

Elías Bechara

 

Ha muerto uno de los colombianos más ilustres. Un hombre que sin tanto ruido, pero en el curso de una labor profesional seria, firme y constante, fue diseñando con paciencia y buen sentido uno de los mayores y más importantes proyectos educativos en Colombia: Elías Bechara Zainúm.

Fue ante todo educador; esposo y padre ejemplar: preclaro conductor de varias generaciones; fundador de instituciones que hoy por hoy son orgullo del país; orientador de juventudes; congresista brillante y prestante servidor público; sereno  analista de la realidad local, regional y nacional; hombre recto en las palabras y en los actos, persuadido de la autenticidad como forma de vida legítima; convencido, por su experiencia, de la necesidad -en gran parte no satisfecha-  que tiene Colombia de formar integralmente a los profesionales del futuro.

Su ideario está plasmado en los principios que profesan los docentes que han obrado bajo su conducción y los miles de estudiantes y profesionales que se han acogido a la luminosa educación que, en distintas carreras, supo entregar con generosidad, en el entendido según el cual, independientemente de la profesión de cada uno, todos tenemos -o debemos tener- una infraestructura axiológica que nos permita, con criterio bien formado, brindarle a la sociedad elementos válidos, concretos y eficaces para configurar un futuro firme y claro, sin necesidad del engaño tramposo ni de la promesa vana y mentirosa.

La Universidad del Sinú, cuya fértil actividad académica en Montería -40 años-, en Cartagena y hoy en Bogotá, constituye reflejo de una personalidad forjada en la disciplina. Su  esfuerzo y su dedicación y su alto sentido del compromiso, lo consagran hoy como una de las más altas figuras de la educación superior en Latinoamérica.

La base académica que Elías Bechara estructuró se caracteriza por su solidez: en ella, los valores y principios no son simples declaraciones teóricas, porque si se analizan con cuidado los programas y los planes de estudios de las distintas carreras que fue abriendo, se puede palpar sin dificultad el profundo concepto  humanista del  fundador, del artífice, del ingeniero del sistema educativo, transmitido con éxito a los continuadores de su obra.

Quienes creemos en la libertad, en la justicia, en la democracia y en el Derecho, rendimos sentido homenaje a Elías Bechara Zainúm -cuyo aporte al país ha sido inmenso- y lo presentamos ante las nuevas generaciones como paradigma de virtud y fortaleza. En él, la una se confunde con la otra.