JOSÉ MANUEL RESTREPO ABONDANO | El Nuevo Siglo
Jueves, 1 de Noviembre de 2012

Caza a la eficiencia social

 

El debate de la Mini-Cuasi Reforma Tributaria, que parece Reforma Laboral, ha reabierto una discusión sobre los costos asociados a la nómina. De esta manera se habla sobre la conveniencia e inconveniencia de los costos del SENA y del ICBF. El camino adoptado, respecto del cual no se sabe si tendrá la capacidad o no de financiar dichos costos sociales, es la eliminación del costo asociado a la nómina, la reducción del impuesto a la renta, y la creación de un impuesto específico para financiar dichos conceptos, que devuelve a la tarifa de siempre en renta.

En positivo ello plantea que empresas con alto contenido de capital e incluso aquellas que se caracterizan como relacionadas con la mini-bonanza minera, se convertirán en altamente responsables de estos temas de política social, mientras que se le hace menos onerosa la operación a otro tipo de empresas con alta intensidad de mano de obra.

Sin embargo, en este debate, ha empezado una cacería de brujas contra las Cajas de Compensación. La cacería incluye mentiras, mitos y leyendas que se han expresado a través de columnas de opinión. Todo partiendo de una tesis voluntarista según la cual si la nómina se hace más barata se contratarán más trabajadores. Algo parecido a cuando buscábamos mayor competitividad por la vía de la devaluación de la tasa de cambio. Se desconoce que la verdadera razón por la cual se genera empleo es con desarrollo productivo, con generación de empresarialidad y empresas, y con el mejoramiento del talento humano a la medida de las necesidades del sector real. Es posible que un menor costo genere en el corto plazo más empleo, pero ello termina siendo menor y no sostenible.

El problema es que al argumentar así se encuentra una razón coyuntural para acabar con un medio de política social que es reconocido por su eficiencia, calidad y servicio. No hay extranjero que visite Colombia que no alabe la tarea de las Cajas de Compensación en vivienda, recreación, educación, salud y cultura para personas de estratos medios y bajos de la población.

Triste que la única voz en defensa de dicha política es de los propios trabajadores y del Vicepresidente de la República (proveniente de los trabajadores), quienes serían los directamente afectados con esta cacería a la política social eficiente.

Pretendemos sacrificar este modelo por parques descuidados que nadie puede usar, viviendas que son inhabitables o que nunca se construyen, cero oportunidades de cultura a los pobres y menor acceso a la educación. Mejor dicho volver a un “buró central” que dice ser capaz de ofrecerlo todo en lo social, pero que se lo carcome la corrupción, la burocracia y las ineficiencias.

 

De postre

¿Será posible que los funcionarios de la Alcaldía cuando propongan ideas eviten la confrontación social y el choque de estratos cuando para justificar sus ideas (por geniales o estúpidas que sean) descalifican y estigmatizan como en el caso del Barrio Santa Ana?

Jrestrep@gmail.com