Josephine Baker, espía | El Nuevo Siglo
Martes, 21 de Enero de 2025

Hace cien, a los diez y nueve años, llegó a Paris la bailarina negra norteamericana, hechizó a la ciudad, las mujeres la imitaban alisándose el pelo y untándose aceite para oscurecerse la piel.

En el Folies-Berger estrenó su “danza de la banana¨ vestida solamente con una falda de plátanos, sus admiradores la aplaudían, gozaban el jazz de los felices años veinte que siguieron a la terminación de la primera guerra mundial.

Pocos se acuerdan de ella, pero Carmen Posadas en su libro “Licencia para espiar” en cual con gran documentación hace un recuento histórico del espionaje a través de dos milenios, luego de afirmar que Mata Hari no puede catalogarse como buena espía e inclusive todavía queda la duda de si ejerció el oficio, menciona que Frede Carson conocida como Josephine Baker fue una eficaz agente que logró salvar a miles de personas de la persecución nazi durante el régimen de Adolfo Hitler.

Se valió de su condición de artista y de sus contactos para recoger información sensible y en plena ocupación desde su retiro ayudó a la resistencia. El general De Gaulle resaltó su labor. Tuvo doce hijos adoptivos y amantes por montón.  Se celebra el centenario de su llegada a Paris en un mundo lleno de guerras y espías en el 2025, con ausencia de liderazgo constructivo, recalentado y desorganizado. Vale la pena compartir el elogio a la Baker que descansa en el Panteón de los Héroes de la ciudad Luz.  El espionaje es la segunda profesión más antigua del mundo, obtener información de primera mano, comunicarla a poderosos interesados de manera subrepticia y servir para la adopción de decisiones importantes resulta cautivante. Ciertamente, a pesar de excesos y malas acciones en muchos casos la labor de miles de hombres y mujeres ha tendido a que las cosas resulten menos mal, en las Fuerzas Armadas a muchas tares de esta índole las denominan de inteligencia y los triunfos de los servicios secretos generalmente no llegan a conocerse.

Coda: Y aún subsiste el anuncio diseñado en 1925 para promocionar Listerine, el remedio contra el mal aliento ideado con el fondo de una bella niña triste y la frase de “a menudo dama de honor, nunca novia” que durante décadas se ha utilizado.  

Mejor rendir homenajes que comentar lo referente a nombramientos y renuncias carentes de lógica en Colombia o el nuevo zarpazo de Nicolás Maduro para mantener su título como presidente de Venezuela.