Sin apresurarse
No está claro si el Gobierno Nacional abandonó la metáfora de las locomotoras para explicar contenido y estrategias de un pretendido cambio institucional, con avance en industria, comercio, tecnología y protección social, que ubiquen al país, al menos, cerca de la plataforma donde están las naciones desarrolladas.
El Gobierno, al denominar Segundo Tiempo los próximos dos años, fija su propio reto para responder a la ciudadanía con ejecuciones efectivas en servicios de salud, junto a una economía armónica y seguridad en general.
Son componentes importantes para cumplir el anhelado objetivo o, a su vez, serán responsables de un fracaso que dejaría por el piso las locomotoras, la Urna de Cristal y la Prosperidad Nacional, principios de intensa difusión en los dos últimos años.
En 24 meses deberá cumplir su propia meta, realizando lo planeado en su programa de Gobierno desde 2010, o creando caminos para ejecutar nuevas estrategias, reclamadas por trabajadores del común, empresarios y profesionales independientes.
Los tres son sectores que aportan al país, pese a estar saturados de programas e iniciativas, miles de veces mencionadas y nunca realizadas en las últimas décadas.
Hacienda, Relaciones Exteriores y Vivienda son ministerios que han recibido beneplácito ciudadano, tras confirmarse los nombres de los jefes de esas carteras; son punta de lanza para esperar resultados.
Forman, sin duda, la vanguardia del Gobierno Santos que ahora invita a hacer equipo y lo logrará con realizaciones.
Otro tanto se espera en Minas y Energía, Transporte y Obras Públicas, Salud y Educación. Tendrán que ser anotadores de los goles esperados en la tribuna de la inconformidad.
Hay brotes que requieren tratamiento urgente: hacinamiento carcelario, epidemias y miseria en Montelíbano, Córdoba, alrededor de la mina de Cerro Matoso; reconstruir Gramalote, en Norte de Santander, icono de la destrucción invernal de hace dos años, y salvar 29 hospitales departamentales, hundidos en corrupción regional y olvido nacional.
Se abre otra cartilla de ilusiones con la asignación de 59 billones de pesos para obras de infraestructura, entre ellas vías, puertos y aeropuertos de distintas ciudades.
Se pretende estrenar la modalidad de alianzas público-privadas, con igual o mejor acierto que en otros países donde se hacen sin debates ni demandas.
Para completar el itinerario, las empresas encuestadoras unidas podrían hacer un solo sondeo nacional para mayor cubrimiento del pensamiento ciudadano sobre los diálogos por la paz.
Santos puede demostrar que dialogar no es negociar. Los gobiernos pasados lo han hecho; esa es función administrativa exigida por la Constitución. Otra cosa es decidir. Todo dependerá del pulso con que se maneje, sin apresurarse.