JUAN ÁLVARO CASTELLANOS | El Nuevo Siglo
Jueves, 30 de Enero de 2014

Café-concierto

 

Colombia tiene características propias para un guion de teatro sobre sus 204 años como República, entre humor y tragedia, con actores que representan una obra repetitiva, que sólo cambia palabras. La esencia cada año es la misma.

Los personajes se rotan pero los papeles en escena no varían. La empresa teatral que representa la obra no es otra que la formada por Gobiernos nacionales y locales, Congreso, consejos municipales, empresa privada y algunos sectores ciudadanos, entusiasmados por la mermelada repartida en porciones que significan beneficios momentáneos en política o  en cargos  oficiales. Hace 15 años se llamaban, tajadas del ponqué.

Es el país eufemístico de Rafael Núñez, quien escribió en el himno, el término inmarcesible, en lugar de inmarchitable, más un cúmulo de giros gramaticales rebuscados. Ahora a la estafa se le dice - carrusel de contratos.-

La ciudadanía no entiende el vericueto jurídico amarrado a la Constitución para sacar o dejar al alcalde de Bogotá. El Procurador dice que se aferra a la Constitución y el Alcalde a la democracia.

El presidente en reelección, reitera sobre el caso, que cumplirá la Constitución y la Ley. Es lo obvio. En las Cortes, magistrados distantes y con rostro adusto, garantizan que la Ley se cumple. Solo sonríen cuando se van de vacaciones en crucero por el Caribe.

Y el Congreso en fiesta, porque vienen elecciones. Buscan sillas en Senado y Cámara, así tengan que cambiar el color partidista de sus cojines.

Los partidos pescaron candidatos a la Presidencia. Es otro nudo de confusiones y claro oportunismo, porque ahora hablan de alianzas, y hace dos años, no se podían ver. Al final si hay segunda vuelta, empujarán la reelección.  Es el teatro de humor madurado en 204 años.

Detrás del telón, grupos no muy grandes de empresarios, celebran sus negocios con multinacionales. Son los mismos que rechazan los paraísos fiscales pero van por allá simulando vacaciones. Por algo, Interbolsa estaba en las Antillas y - Los Piraquive,- convierten los diezmos en mansiones cinematográficas.

En contraste el salario mínimo para el trabajador, hace honor a su nombre. Las alzas al consumidor se comen todo. En el país teatral de leyes, abogados y tribunales, cada uno es dueño de su verdad. Ahora se reclama itinerario serio y cumplido para hacer la Paz, sin ficción, sino con realidad.

En definitiva hay que revivir el teatro de - Café-concierto-  que dejó Fanny Mickey, con humor crítico a la vida colombiana, una comedia interminable.  Por ahora, esperar en febrero, el regreso de Los Reencauchados en el canal 1.