JUAN ÁLVARO CASTELLANOS | El Nuevo Siglo
Jueves, 24 de Mayo de 2012

El gran salto

 

Al evaluar los principales hechos de la actualidad colombiana, Gobierno y ciudadanía están ante la necesidad de abrir ventanas para cambiar el aire y aprovechar al máximo el aparente buen clima económico, sin calificarlo de bonanza.

A instancias de la Reforma Tributaria, discutida en el Congreso, de manera paralela debe sacudirse toda la normatividad jurídica que rige adjudicación y concesión de contratos para diseño y construcción de las obras básicas de infraestructura vial, portuaria y aeroportuaria, entre otras.

Cuanto más crece la maraña de reglamentaciones, tanto más asoma el monstruo de la corrupción, si se tiene en cuenta que hace varios años es especialidad delictiva, con carácter empresarial, confundida entre empresas de prestigio y reconocida honorabilidad.

Es claro el concepto de los expertos y el contenido de sus sugerencias al producirse relevo en el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, donde está el timón para acelerar el paso frente a los Tratados de Libre Comercio y a la globalización.

El nuevo jefe de esa cartera ministerial Miguel Peñaloza comenzó a recibir observaciones de sectores empresariales, con experiencia en obras de infraestructura que están en la bandeja de Gobierno para inminente adjudicación.

Registro único de empresas nacionales y extranjeras; identidad plena de inversionistas y de ejecutores de proyectos; cumplimiento de contratos anteriores y obras ejecutadas en el país o en el exterior y, situación jurídica, empresarial y tributaria de los aspirantes a esas ofertas estatales.

Con estos puntos, no hay pierde, y sí un filtro para evitar la acción de ilegales o habilidosos en el manejo de contratos, dicen dirigentes de empresas, que hacen el aire puro de la contratación pública en el país.

Con estabilidad en normas jurídicas y tributarias para los próximos 10 años podrá despegar el cohete de la modernización para dejar atrás un atraso de 30 años.

Más de 8 empresas colombianas ejecutan obras de alcance en Ecuador, Perú, Panamá, Chile, países centroamericanos y de manera reciente un consorcio colombo-estadounidense construye una autopista en Carolina del Norte.

La celeridad para el despegue no está en la abundancia de normas, sino en la precisión de las exigencias, como rigen los manuales en países desarrollados.

De los anuncios oficiales de multimillonarias inversiones para proyectos requeridos con urgencia, debe pasarse a la realidad.

Los autores de teorías para la superación y el éxito no están equivocados al sostener que las grandes ideas y los grandes planes, a menudo, son más fáciles y no más difíciles que ideas y planes limitados.

Es la hora del gran salto colombiano en desarrollo con beneficio social.