JUAN CAMILO RESTREPO | El Nuevo Siglo
Domingo, 5 de Enero de 2014

La inflación

 

“Estará por debajo del 3%, un excelente resultado”

Con  la inflación sucede  como en las ciudades que tienen buen clima: poco se habla de ella cuando las cosas van bien. De la misma manera que allí  donde no suele haber exceso de calor o de frio poco se comenta del clima en las reuniones sociales.

Cuando  próximamente se divulgue el índice de inflación del 2013, que muy probablemente estará por debajo del 3%, poco se hablará de ello. Lo cual es bueno. Significa que este crucial indicador está satisfactoriamente bajo control en Colombia.

Desde 1999 nuestro país se metió en el grupo de economías de inflaciones de un solo dígito. Y allí hemos permanecido afortunadamente, inclusive, como lo mostrará el indicador del año pasado, con inflaciones en la franja baja de los índices de un solo dígito.

Aunque poco se hablará de este acontecimiento formidable (una inflación anual de menos del 3%), no debemos dejar de reflexionarse sobre lo que esto significa:

Una inflación baja preserva el poder adquisitivo de los sueldos y pensiones; una alta, lo destruye.

Una inflación alta, favorece las inversiones especulativas y distorsiona las correctas decisiones de inversión en una economía; un índice de precios bajo permite que el ahorro se oriente hacia las inversiones que sean más rentables social y económicamente.

Esa es la razón por la cual, siempre, de los periodos de inflación alta, los pobres salen más pobres y los ricos salen más ricos. No hay un mal-distribuidor del ingreso y de la riqueza más eficaz que la inflación alta.

Quien vive del sueldo o de la pensión, la inflación alta se los vuelve una miseria; quien vive de valorizaciones especulativas sale enriquecido de las inflaciones altas.

El ajuste del salario mínimo del 4,5% no fue, pues, un  desacierto, si se le compara con la evolución del índice de inflación del 2013. Significa que el reajuste fue casi  80% superior a la inflación causada en el año anterior.

Claro, hay familias o personas  que con un salario mínimo- aún reajustado en un 4,5%- sienten estrecheces para vivir. Y es cierto. Pero el problema no es el salario mínimo que tiene otros propósitos. Es una  situación asociada a la pobreza, y a la mala distribución del ingreso  y de la riqueza que aún campea en nuestro país.

La situación de las familias pobres sería más desesperada aún con un ajuste del salario mínimo que atizara la carestía. Ésta se devoraría  más rápidamente los ingresos que lo que acontece en un entorno de inflación moderada.

La inflación baja no soluciona per sé los múltiples problemas que aún subsisten en nuestra estructura económica asociados a rentas monopólicas, a mala estructura tributaria que castiga rentas de trabajo y a la clase media y premia a las inversiones de capital, y en general a la pobreza y marginalidad. Pero lo que es cierto es que con inflaciones altas estos problemas en vez de disminuir se exacerbarían.

El gobierno debe ser muy cuidadoso en no permitir rentas monopólicas exageradas, o abusos en la fijación de los precios controlados como los de los servicios públicos o la gasolina, ahora que la inflación no es un factor de desajuste. La tendencia, cuando el índice de precios va bien, es a ceder fácilmente ante las presiones por ajustes inmoderados en los llamados eufemísticamente “precios controlados” de la economía.

En síntesis: no se hablará mucho de la inflación de menos del 3%  en el 2013. Si fuera del 20% o del 30% no se hablaría de otra cosa en Colombia. Pero no por ello debemos dejar de registrar con satisfacción este excelente resultado.