Juan Daniel Jaramillo Ortiz | El Nuevo Siglo
Lunes, 17 de Agosto de 2015

“El defensivo es más fuerte que el ofensivo”

VERIFICACIÓN Y MONITOREO

Cese bilateral es necesario

 

EL  cese bilateral del fuego no debe enfocarse desde la óptica política sino militar si el propósito es avanzar en el proceso de paz. Va llegando el momento en que no es viable depender de ceses unilaterales no monitoreados de la insurgencia. Las razones son múltiples. La principal, que se coloca a las Farc a merced de quienes por dentro -se dan bloques y frentes más, en algunos casos, o menos, en otros, amigos del proceso- o de quienes por fuera buscarán dañar la dinámica en curso. Son los clásicos spoilers cuyo riesgo asedia

Hay realidades militares, de precisión casi geométrica, cuya presencia parece ignorada en La Habana. Cuando el Estado renuncia, como ocurre hoy, a acciones ofensivas, permanece intacta la capacidad defensiva. En el cese unilateral acogido por las Farc hay renuncia a acciones tanto ofensivas como defensivas. De aquí emerge un desbalance de naturaleza táctica que favorece al Estado y a los spoilers. Por esta razón es urgente que se estructure el paso adelante de dotar de verificación y monitoreo a los ceses invocados unilateralmente. Otro incidente resultante en pérdida de vidas humanas, como el ocurrido hace semanas en Cauca, puede paralizar el proceso.

Los Estados y las propias fuerzas militares se equivocan con frecuencia, como lo evidencian decenas de estudios, al evaluar el balance entre factor defensivo y ofensivo. Los análisis muestran que se presentan sesgos fuertes que favorecen el statu quo y la capacidad ofensiva. Así, en ceses de acciones ofensivas, la capacidad de acción militar neta no disminuye.

Clausewitz concluyó que “el elemento defensivo es intrínsecamente más fuerte que el ofensivo”. Este hecho es confirmado por expertos contemporáneos como Lawrence Freedman, profesor de teoría bélica de King´s College (Universidad de Londres) en su reciente obra capital Strategy (Oxford University Press, 2013) y se repite desde la antigüedad.

No es correcto entonces predecir una erosión militar del Estado con el cese bilateral. Con el cese unilateral se pone en riesgo inminente todo aquello que se subordine a su existencia, entre otros apoyo de la opinión a un proceso de paz en curso. Se ha visto esta realidad en procesos de paz post creación de la Corte Penal Internacional (ha habido más de 30, corrección amable que me permito hacer al presidente Santos).

El cese bilateral debidamente estructurado afianza el proceso y potencia círculos virtuosos de desescalamiento genuino, como lo sabemos quienes hemos trabajado y enseñado teorías militar y de seguridad en el manejo de relaciones internacionales. Se probó en la paz nacida en la antigua Yugoslavia. Ahora, en Colombia, todo el mundo resolvió engolosinarse con la palabra desescalamiento sin saber su significado y ramificaciones.

Ignoro si alguien en el Gobierno -quizá los doctores Juan Carlos Henao o Manuel José Cepeda- hayan trabajado la transición de derecho internacional humanitario a derecho de los derechos humanos una vez se acuerde la tregua bilateral pues al haber suspensión de conflicto deja de operar el primero y entra a hacerlo el segundo. El umbral jurídico baja y tanto fuerzas armadas como insurgencia empiezan a responder por más no por menos. El derecho de la guerra permite y excusa más. El de los derechos humanos va en vía contraria. ¿Tienen ya ellos, con Cassel, su solución transicional? En el nuevo escenario hay varias posibilidades. ¿Son partidarios ellos del principio de proporcionalidad en la transición y post-transición? Tenemos que saberlo. En Ruanda y la antigua Yugoslavia la paz estuvo atada a estas realidades militares.

 

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No puede haber mejor noticia que el nombramiento de Jean Arnault como representante del Secretario General de la ONU. Con larga trayectoria en la organización aporta conocimiento profundo en guerras civiles cuya aproximación ha hecho académicamente en Sciences Po y Princeton.