Republicanos comprometidos
Desde el período de Eisenhower cuando inició Gallup sus encuestas hace casi 60 años, sólo un presidente de EE.UU., Jimmy Carter, tiene un porcentaje de aprobación pública tan bajo en el septiembre del año anterior a las elecciones presidenciales. Carter registró 32 por ciento y Obama mide 41 por ciento en la encuesta divulgada por Gallup el viernes pasado.
¿Perderá Obama a los republicanos la Casa Blanca en noviembre de 2012?
Imposible predecirlo. Lo cierto es que el sentimiento que se palpa a flor de piel en EE.UU. es el de un desencanto frente al mandatario que resolvió caminar en su presidencia la cuerda tensa de las indefiniciones políticas. Elegido
demócrata raizal, llega etéreo e impreciso en los grandes temas al final de su período cuando ha debido haber despachado ya promesas: inmigración, política exterior, economía doméstica, derechos civiles. Los demócratas lo ven lejos de su agenda progresista y los republicanos han hecho lo impensable: sentarse apenas levemente a su izquierda con miras a recoger el descontento de sus conmilitones. Esto es, votos que empiezan a sugerir el triunfo de un republicano progresista.
Tres precandidatos, Mitt Romney, Herman Cain (afro-americano) y Jon Huntsman Jr. punteando las encuestas republicanas (el gobernador Perry en trágica picada), contrastan en los perfiles concisos de sus propuestas e ideas
con este Obama evasivo, repelente incluso, especializado en gobernar sin pisar callos y dejar, como recomendaba Franco, que las carpetas de los problemas se resuelvan solas sobre su escritorio. En particular, aquellas que tocan los intereses de los desfavorecidos que dijo encarnar.
Un vistazo rápido a política exterior. Jon Huntsman Jr. (mi candidato), definido en Huffington Post como “tecno-conservador progresista” es un mormón, cristiano practicante, que no ha dudado en brindar su apoyo a propuestas avanzadas en el área de derechos civiles. Lo hizo como gobernador de Utah. En 2005 firmó una ley estatal que brindaba a los inmigrantes ilegales el derecho a obtener licencias de conducción y puso su veto a otra que les prohibía la financiación de sus estudios de pregrado.
Hombre cosmopolita, misionero en Taiwan en su adolescencia, ha ocupado las embajadas en Singapur y China. Ex CEO del imperio industrial de su familia. Y a diferencia de Obama, quien todavía se congela del susto de hablar de temas altamente delicados como las relaciones China-Taiwan, Hunstman mete el diente profundo a los problemas y expone escenarios de solución.
Mitt Romney vuelve a jugar sobre la base de un conservatismo compasivo, demostrado con su medida revolucionaria como gobernador de Massachusetts que extendió cobertura médica a 500.000 personas sin seguro, incluidos inmigrantes ilegales. Marchado el espectro de Bush II que sepultó sus posibilidades en las pasadas elecciones, entra en la campaña actual sin necesidad de reinventarse. Simplemente despojado de una sombra fatídica que permite ver a un líder excepcional cuya hoja de vida incluye las presidencias de Bain & Co y la dirección de los juegos olímpicos invernales de St. Lake City (mormón también).
Herman Cain, el afro-americano sureño que ha hecho de Atlanta su base, ex CEO de Godfather´s Pizza y Burger King, viene mostrando en Fox News habilidad única para trasegar temas clave en la dirección del Estado, formulando continuamente definiciones fundamentadas y posturas personales (pastor cristiano).
Temprano todavía para hacer futuros. Pero el estado de la opinión muestra a un electorado menos reactivo, definitivamente más analítico que busca a un líder casado con posturas ciertas y ejecutorias palpables. Con firmeza genuina de espíritu. Esa que Obama no ha podido irradiar.