JUAN DANIEL JARAMILLO ORTIZ | El Nuevo Siglo
Domingo, 28 de Octubre de 2012

LA SOLEDAD DE ARGENTINA

Se llega a Buenos Aires para percibir los efectos desastrosos de la gestión de un gobernante progresivamente alejado de la realidad. Cuando la presidenta Kirchner se alista a paralizar esta semana el país en celebración del segundo aniversario de la muerte de su esposo, se revela que la producción industrial cayó otro 4 por ciento en septiembre y el organismo estadístico (Indec) certifica el ingreso técnico del país en recesión.  La crisis del sector eléctrico se agrava.

 

Pero la orden de la Casa Rosada es tajante: para homenajear a Néstor Kirchner no habrá un acto central sino que el recordatorio tendrá que ser “descentralizado”. Por medios electrónicos y redes sociales se convocan decenas de actividades en las plazas de todo el país, entre ellas murales y festivales.  La evocación es inevitable: Perón o cualquier otro autócrata nefasto. Pero Cristina Fernández de Kirchner, encerrada dentro de un círculo de válidos y áulicos, no ceja en su propósito de acercarse a la sombra de Evita.

 

El propio canciller Héctor Timerman reconoce la ocurrencia de casi treinta intentos frustrados (y hasta hora cuidadosamente ocultados) de acreedores internacionales que intentan incautar bienes del Estado por incumplimientos repetidos del gobierno. No es únicamente la fragata emblemática Libertad en Ghana. La responsabilidad política grave del jefe de Estado se diluye, sin embargo, en gestos mayestáticos baratos de su parte. Como si se tratara de la actriz principal de un drama teatral menor exhibido en cualquier teatrillo de La Boca, Cristina Fernández aprendió las artes de la irritación pública.

 

La cultura política argentina que denunció alguna vez en forma tan dura el Nobel de Literatura V.S. Naipaul sigue dirigiendo el acontecer público. La gravedad de los errores de gestión administrativa y la responsabilidad que ellos deben conllevar dentro de un estado de derecho no opera todavía aquí. Evadiendo dar respuesta a la razón de incumplimientos que desafían el derecho internacional la táctica es tratar a Ghana como un títere ingenuo, corrupto  e imbécil de los llamados ¨fondos buitres¨.

 

 Mientras tanto, una corte de apelaciones norteamericana determina que Argentina discriminó ilegalmente contra tenedores de bonos que rehusaron tomar parte en dos reestructuraciones masivas de deuda, afectando de esta manera los esfuerzos para poner capítulo final a un incumplimiento que impacta vencimientos de 100 billones de dólares hace una década. Y la corte de Nueva York fue tajante: la decisión de Argentina de hacer favorecimientos entre tenedores de deuda viola abiertamente el derecho internacional. El ministro de Finanzas Adrián Consentino responde que no se trata del fin del litigio contra Elliot Management Group y sus afiliadas. Y así, en vez de apaciguar los mercados -ya resentidos con decisiones de confiscación sin compensación  repugnantes al derecho internacional- decisiones políticas provenientes de la propia presidenta van poniendo a Argentina en una senda solitaria.

 

Si hay un elemento que distinga la densidad de la globalización, además del intercambio cibernético, es la nueva primacía del derecho internacional. Pero Cristina Fernández de Kirchner, empecinada en edificarle segunda edición al mito destructivo de Perón y las dos suyas viene triunfando en el propósito de volver a cubrir a Argentina en soledad global. La misma que distrajo hace ochenta años su liderazgo seguro en el concierto internacional y viene refundiéndole este destino merecido.

 

Por razones de profesión hube de interactuar con altos funcionarios gubernamentales, asombrados ellos mismos por cuanto ocurre. Y al hacerlo verifico que Argentina sigue muy por encima de jefes de Estado que se colocaron hace décadas muy por debajo de la grandeza humana y física de este gigante americano.