JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 24 de Junio de 2012

Cambio drástico

 

Durante el transcurso de esta semana el tema de esta columna estaba medianamente claro. El cambio en el pico y placa viene generando un aumento en las visitas a concesionarios para la compra de carros nuevos y usados, en contraposición a las esperanzas del gobierno distrital que afirmaba que el fenómeno iba a detenerse. Pero con nuestros maravillosos congresistas, el tema tenía que cambiar y ser aún más triste: la Reforma a la Justicia.

Y digamos que el espacio no va a ser suficiente para abordarla en su totalidad, pero al menos debemos hablar de ese interesante proceso de conciliación que surtió el pasado miércoles. De ese espacio desconocido en el cual se rompieron todos los estándares de sinvergüencería y cinismo a los que tradicionalmente el Congreso nos tenía acostumbrados. Y la respuesta tardía del Gobierno, y la incompetencia del ministro Esguerra, y la alocución presidencial. Vaya problema político, vaya error catastrófico.

 Quedó claro que el Ministro de Justicia y del Derecho quedó vapuleado con el proceso. El Congreso le ganó, se lo llevó de frente y él ni se dio por enterado. El Presidente lo desautorizó, perdió su credibilidad y quedó con el rabo entre las piernas.

El Gobierno pasó raspando gracias a la alocución presidencial, que fue como para lavarse las manos de una cadena de errores que aún pueden costar al país una tragedia jurídica y mediática. Quizá no un acto de gallardía, más bien de culpa y remordimiento.

El problema real son los doce congresistas que estuvieron a puerta cerrada ese miércoles. Creo que es en la historia reciente, incluso por encima de la reelección de Uribe o el Proceso 8000, el peor desatino del Parlamento colombiano. Y es, incluso por encima de la pelea por la gasolina de Corzo y la prueba de alcoholemia de Merlano, el mayor autogolpe a la imagen de una corporación que hace rato está en deuda con el país y que disfruta con el pueblo que le eligió, en su contra.

El presidente de la Cámara dijo que leyó la conciliación por encima, el del Senado ni siquiera ha aparecido. Los partidos están callados, como si no fuera con ellos, el Comité de Ética de las corporaciones en la práctica no existe. Y los doce seguirán en el ojo del huracán por un par de semanas y llegará el 20 de julio y nada habrá pasado, y nadie recordará nada. Ese es el Congreso que elegimos, ese es el Congreso que nos merecemos.

@juandbecerra