JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 28 de Octubre de 2012

Algo huele mal

No  es necesario conocer demasiado sobre recolección de basuras para saber que no es un negocio sencillo. No sólo por la logística que el proceso conlleva y sus alcances, sino por la organización que se requiere para prestar un servicio digno para una ciudad de más de siete millones de habitantes.

Nadie puede desconocer que el servicio podría llegar a prestarlo un organismo distrital, pues superando los grandes problemas que trajo la EDIS a la ciudad hace un par de décadas, la posibilidad existe. Lo que no puede entenderse es que un gobernante en medio de sus caprichos lleve a tratar de estructurar una organización de este tamaño en apenas un par de meses.

Nadie puede discutir que el proceso de “nacionalización” es una práctica cercana a la ideología del alcalde, en pos de alejarse del “neoliberalismo” que siempre ha venido criticando. Esa fue la opción que eligieron sus votantes. Ese es el camino que tenemos en este momento que recorrer y frente al que apenas puede hacerse veeduría ciudadana para que resulte de la mejor manera posible. El camino no puede ser enfrentarse a la decisión que tomó, porque nadie está en la posibilidad de hacerlo; el camino debe ser exigir que al menos, sea llevado con la responsabilidad que conlleva.

Gustavo Petro está hoy en la representación del populismo en su más compleja expresión. Está buscando ampliar la base burocrática del Distrito y con eso asegurar el mantenimiento de su programa de gobierno, tal y como lo hacen todos los gobiernos, pero en esta oportunidad comprometiendo el futuro de la ciudad. Digo comprometiendo porque no creo útil ampliar la base burocrática de la ciudad, pero aún menos hacerlo suponiendo que se tiene el conocimiento para hacerlo.

No es posible saber hacia dónde nos llevarán los caprichos del alcalde, pero debo decir que no puedo tener demasiadas esperanzas. El discurso de la movilidad sigue completamente refundido y ahora el objeto social reinterpretado de la Empresa de Acueducto me deja serios reparos sobre sus políticas, sobre todo cuando anuncia con bombos y platillos que serán los recicladores quienes tendrán en sus manos el negocio de las basuras y ni ellos han sido enterados.

Insisto en que sólo queda realizar una labor minuciosa de veeduría ciudadana, preferiblemente alejada de los partidos que gobiernan el Concejo Distrital para que no pueda argumentarse que es una persecución política. Al menos eso podría fortalecer a la ciudadanía que queda en Bogotá alejada del alcalde.

@juandbecerra