JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 4 de Agosto de 2013

Tres culebras

“A ese lo bajan, o le bajan a la mamá. Es que tiene tres culebras encima. Y como no lo metieron a la cárcel seguro que se la cobran por otro lado”.

 

La  decisión de la justicia colombiana sobre el caso de Salamanca ha generado cualquier cantidad de posturas diferentes entre las autoridades nacionales, distritales y la opinión pública. Lo único que queda claro es la pésima imagen que tenemos los colombianos sobre el sistema penal colombiano, en el que parecen los billetes más importantes que los delitos cometidos, pues la igualdad ante la ley termina siendo un sofisma de distracción y las penas, un dolor de cabeza para aquellos que no cuentan con las sumas necesarias para pasar sus años de condena en la comodidad de sus casas.

Sin embargo, creo que los desastres de la justicia en el fondo generan muchos más problemas para la sociedad. La primera frase de este espacio me la comentó un taxista el día que la jueza decidió que Salamanca no fuera a la cárcel. En pleno siglo XXI los colombianos seguimos pensando en la justicia por mano propia, porque no comprendemos las decisiones de la justicia, porque seguimos encerrados en un sistema que parece sacado de las caricaturas sobre el siglo XIX.

Luego de la frase, el taxista mencionó varios casos en el que las “levedades” de la justicia terminaron en crímenes contra los acusados o sus familias. Varios muertos por cuenta de esos vacíos en los códigos, por las interpretaciones superficiales de la ley, por las ayudas que se mencionan en los tribunales para lograr una rebaja en las penas o una absolución absurda. Ese es el sistema que tenemos, esa es la verdad que todos conocen pero que nadie enfrenta.

La verdad lamento mucho todo lo que pasó con Salamanca y su vehículo, no sólo por las víctimas generadas en el accidente, sino también por el mismo muchacho y su familia.

El error de borracho terminó de la peor manera posible. Sin embargo, no podemos seguir en la moda de las víctimas con menor valor por la marca del carro o las cuentas en el extranjero, cuando nuestro país sufre por las inequidades generadas a lo largo de toda nuestra historia republicana. Sólo queda claro que la mezcla de alcohol y gasolina en este caso dejó cuatro vidas truncadas y varias familias sumidas en una pena profunda, y peor aún, que no somos conscientes del arma que significa un vehículo con un conductor en estado de embriaguez.

@juandbecerra