JUAN FELIPE REYES | El Nuevo Siglo
Miércoles, 12 de Febrero de 2014

El  día del no carro

Para  los que no tienen el gusto de vivir en mi ciudad otrora gobernada por míster Bochica (rapiñando el vocabulario de Klim) les reporto lo que pasó:

El pasado 6 de febrero tuvo lugar el instituido día del no carro. ¿Qué es eso? Se preguntarán aquí y más allá de nuestros límites. Solo puedo decirles que es todo lo que se puedan imaginar menos lo que indica su nombre. Es decir: que no habrá carros.

Empecemos desde el principio. Tiene un desacertado nombre. Podría ser remplazado por cualquiera de los siguientes: Jean o casual day, día de la camioneta blindada, día amarillo, día de la moto, día del humo, día del no taxi, día de la gafa o día de los privilegiados. Habrá muchos más. Les ruego complementarlo.

Podría extenderme en cada uno de esos nombres pero solo lo haré en uno. Día de los privilegiados. Aquellos que ruedan elevados en las también instituidas camionetas mirando por encima del hombro -casi de la cabeza- ¡caminar, trotar, correr! a los serviles cumplidores del Decreto 1098 del 26 de diciembre de 2000.

Estos son los exceptuados del cumplimiento de la ley. Por supuesto en este pelotón entran algunos funcionarios públicos del Distrito y Gobierno inmunes a esta medida. ¿No es acaso la igualdad un derecho fundamental? Me parece haberlo visto en el artículo 13 de la Constitución de 1991 ¿No? O ¿será que estos privilegiados son minoría y entonces hay que protegerlos de acuerdo con el mismo artículo constitucional? O ¿habrán “metido” una tutela y alguien teme ser destituido si se remueve el privilegio?

Lo cierto es: el día del no carro es una ficción. No existe. No crean que vendrán a Bogotá ese día y no encontrarán un solo vehículo. Tampoco llegarán a sus casas perfumados y sin necesidad de una ducha luego de caminar kilómetros. Al contrario, su cutis cambiará de color y su olor también debido a los del día del humo. El ruido aumenta por el bramido de los motores debido a  los del día de la moto etc…  

Eso sí: la movilidad mejora para todos los que mencioné arriba. En fin: es un happening al que nos estamos acostumbrando (como a todo). Ya ni pensamos cual es el sentido. Se volvió con todo respeto como un miércoles de ceniza. Se flota a la deriva sin preguntarse  el por qué.

@ReyesJuanfelipe