JUAN FELIPE REYES | El Nuevo Siglo
Miércoles, 2 de Abril de 2014

Líneas marítimas

 

Resulta paradójico hacerse la siguiente pregunta respecto de un país geopolíticamente y geocomercialmente muy bien ubicado: ¿cuáles son los intereses marítimos de Colombia? Partamos de la triste realidad que Colombia no tiene hoy ni una marina mercante y mucho menos una industria marítima.

Devolviéndonos un poco a los momentos en los cuales sí nos interesó tener una marina mercante y una industria marítima resulta obligatorio hablar de la Flota Mercante Grancolombiana. Empresa cuya vida transcurrió entre los años 1946 y 1991 cuando finalmente la Ley 1 de 1991 le llevó la muerte al decidir abrir el sector marítimo y acabar los privilegios comerciales de que gozaba.

En nuestra época de gloria marítima alcanzamos a tener 34 buques mercantes propios recogiendo carga por todos los puertos del mundo. Hacia 1986 todo empezó a cambiar tras una serie de recargos que le costaron 500 millones de dólares a Colombia. (Los recargos son como las estrellas negras de los aeropuertos). Y, otras decisiones inexplicables como la de ser accionista de un significativo 47% de la aerolínea ACES. Que también murió. ¿Qué hacía una línea marítima invirtiendo en una línea aérea, o  comprando apartamentos en Nueva York o sosteniendo 17 vicepresidencias? Ni idea…

El triste legado de esa fatal historia marítima colombiana es que con 13 tratados de libre comercio vigentes incluídos los celebrados con EE.UU., la Unión Europea, los Estados EFTA (Suiza, Liechtenstein, Noruega e Islandia) y otros, no tenemos hoy una marina mercante ni una industria marítima propia para atender la demanda de intercambio comercial. Para hacerlo dependemos de las marinas mercantes de otros países.

Posiblemente dependemos de los mismos con quienes tenemos los acuerdos de libre comercio. Los fletes que se manejan son impuestos por ellos. Con el grave riesgo de que el día que esas flotas mercantes decidan subir sus fletes el doble o triple o no venir más a Colombia, no tenemos nada que hacer. Absolutamente nada. Pagarlos y agradecerles que quieran prestar ese servicio en Colombia.

Entiendo que al Gobierno no lo trasnocha este tema porque está muy seguro de que nunca podría pasar un escenario como el que plantee atrás. Al contrario, considera  que estamos muy  bien atendidos con marinas mercantes extranjeras.

Y, ni hablar de la falencia en la ejecución de políticas marítimas por parte de la autoridad marítima Dimar. Entre ellas promover la marina mercante y la industria marítima. ¡Hora de actuar!

@ReyesJuanfelipe