JUAN FELIPE REYES | El Nuevo Siglo
Miércoles, 9 de Abril de 2014

El gran botín

 

 

Aunque el titulo indica que voy a hablar de calzado no será así. Voy a opinar sobre Bogotá. Que se ha convertido en tierra de nadie, una gran presa y para cuyos recientes burgomaestres parece importarles la ciudad menos -ahora sí- que un zapato.

Por la alcaldía de Bogotá han pasado muchos de los hombres más capaces de la vida nacional de Colombia como Virgilio Barco Vargas quien entre 1967 y 1969 creó la mayoría de museos de Bogotá al mejor estilo de las ciudades importantes del mundo  (ya los acabaron por supuesto). Diseñó y construyó las vías más importantes de Bogotá  sobre las que hoy todavía nos movilizamos (también acabadas).

Claro, eran otros tiempos en los cuales el alcalde de Bogotá lo nombraba el Presidente de la República. Y, generalmente al hacerlo escogía un verdadero gerente y administrador a quien sí se le exigían resultados sin tanta intervención política y ciudadana.

Pero Bogotá comenzó a ser vista como una gran plataforma política en 1988 cuando se decidió que el alcalde debería ser elegido popularmente. Ahí empezó también a degenerarse y desprestigiarse la ciudad y su política. Se encontraron El Dorado  muchos caudillos y manzanillos que desde remotas zonas de Colombia vieron en esta ciudad un gran botín digno de ser apropiado. En todo sentido.

No obstante, aclaro que algunos alcaldes entre ellos su primer alcalde electo Andrés Pastrana Arango sí realizaron una importante gestión. Era “Diciendo y Haciendo”.

Con la elección popular del alcalde de Bogotá empezaron a usarse también una serie de sofismas hechos planes de gobierno como el de “Bogotá Humana” o “Bogotá sin indiferencia” y “Bogotá Positiva: Para Vivir Mejor”, por mencionar  tres de las farsas más recientes.

Bogotá es ahora un verdadero comodín. Una carta lista para atender cualquier propósito y finalidad política. Hoy es un derecho fundamental ser alcalde de Bogotá para algunos indignos. Mantenerlos en su hobby de gobernar y tener poder es esencial. La transferencia de ese derecho a sus copartidarios es también un derecho fundamental.

Todo sigue igual en Bogotá sin que nadie pueda hacer nada. Mucho menos los bogotanos. Los que no tenemos ni voz ni voto en esta ciudad. Algo carente de lógica. Hoy lo que importa desde la alcaldía es enriquecerse. Así sea con un mayor caudal electoral. Lo inherente, esencial y fundamental a una alcaldía ya no importa ni importará.

@ReyesJuanfelipe