Ha comenzado el impeachment contra Donald Trump. Por lo tanto, es importante entender que es un impeachment. Según diccionarios consultados es “la acusación formulada contra una persona que ocupa un alto cargo público, por delitos cometidos en el desempeño de sus funciones”. Dicha acusación es generalmente instaurada por la Cámara de Representantes y oída y juzgada por el Senado.
Esta forma constitucional de juzgar a los empleados públicos no es única de los Estados Unidos. Existe en muchos países, como Colombia, Francia, Noruega, Irlanda, Rusia e India, ente otros. En Brasil, por ejemplo, el impeachment fue usado en el 2016 en contra Dilma Rousseff, quien fue retirada de la presidencia por 367 votos a favor y 137 en contra. Lo mismo ocurrió, también en el 2016, a Park Geun-hye, primera mujer presidenta de Corea del Sur.
Según la Constitución de Estados Unidos, la Cámara de Representantes hace y aprueba la acusación, para que luego el Senado juzgue: “El Senado tendrá el único poder para juzgar todos los impeachment”.
La Constitución especifica: “Cuando se reúnen (los senadores) con ese propósito, estarán bajo juramento. Cuando el presidente de los Estados Unidos es el juzgado, el presidente de la Corte Suprema de Justicia presidirá y no podrá ser condenado sin la concurrencia de dos tercios de los miembros presentes”.
El presidente de la Corte Suprema de Justicia actúa, específicamente, como garante de imparcialidad, más no como juez. Podrá dar opiniones, aunque estas pueden ser ignoradas por los senadores.
Desde 1789, la Cámara de Representantes ha comenzado 62 procesos acusatorios, pero solo 19 han llegado al Senado. De los 19 empleados federales que han sido formalmente acusados, tres renunciaron antes de que su caso llegara al Senado; ocho, todos ellos jueces, fueron declarados culpables, siete fueron declarados inocentes y el Senado se negó a juzgar a uno, al senador William Blount (1797), por considerar que esa Cámara no tenía capacidad a juzgar a un senador.
Tres presidentes estadounidenses han sido juzgados en el Senado: Andrew Johnson (1868), Bill Clinton (1998) y, ahora, Donald Trump. Cabe recordar que en 1974 la Cámara de Representantes quiso iniciar un impeachment contra al presidente Richard Nixon por el caso de espionaje político, conocido como “los papeles Watergate”, pero Nixon presentó renuncia antes de que esto ocurriera.
Queda claro que un impeachment es un juicio puramente político. Donde el presidente, en este caso Donald Trump, será juzgado por los senadores de los dos partidos: sus partidarios, los republicanos, y sus opuestos, los demócratas.
Aunque en las últimas elecciones los republicanos, por unos pocos escaños, perdieron la mayoría en la Cámara, aún la conservan en el Senado por 5 miembros. Esto hace poco probable que el juicio resulte en un veredicto de culpabilidad contra el presidente republicano.
Al contrario que en Colombia, en Estados Unidos la disciplina de partido es una tradición y un hecho. Para cualquier republicano sería un suicidio político apoyar una condena contra el presidente electo por su propio partido. Menos, por una débil acusación como la actual contra Trump, por “mal uso del poder”, con pruebas que no convencen a nadie. Pero, en política todo puede pasar. Sin embargo, es claro que Trump es un adversario excepcional y que por estos días ha mostrado su sagacidad política.