¿Justicia? ¿Cuál justicia? | El Nuevo Siglo
Martes, 16 de Mayo de 2017

“Con este Ministro no hay ninguna posibilidad de abordar  fallas de la justicia”

 

 

En Colombia el índice de impunidad penal es mayor al noventa por ciento y los procesos de otro orden, civiles por ejemplo, duran años en los anaqueles. En una reciente encuesta del DNP se observa que solamente el 48% de los casos judiciales se demanda y de ellos únicamente el 60% se resuelve. Simplemente la gente no cree en la justicia.

Ahora se discute la JEP que es el sistema para que los crímenes de las Farc, asesinatos, ataques a la población civil, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra, etc., queden impunes. Para ello se ha creado un nuevo código penal, un nuevo procedimiento y, por supuesto, una nueva corte, con jueces elegidos por tres extranjeros de dudosa ortografía.

He aquí algunos hechos que han aparecido en las noticias en estos días: un policía fue herido con navaja cuando cumplía su deber en Transmilenio y el juez dejó al agresor en libertad porque dizque no ofrecía peligro; una juez amnistió y dejó en libertad, después de pagar solamente seis años de los cuarenta a los que estaba condenado, al responsable de la bomba en el club El Nogal, un crimen de lesa humanidad que dejó 36 muertos y más de 120 heridos; esa misma juez negó la libertad condicional del exministro Diego Palacio, condenado a seis años y medio de cárcel por el evento de la “yidispolítica” o, más claro, por uribista. Independientemente de los argumentos jurídicos (que el “bombardero” podía acogerse a la Ley de Amnistía y el exministro no) salta a la vista que esa “justicia” es aberrante.

En 1997 un comando paramilitar atacó, por órdenes de Salvatore Mancuso, a la población de Mapiripán y causó, según se dijo, 49 muertos -que luego se comprobó que muchos no eran tales muertos sino que habían engañado a la Corte Interamericana- . Se dijo que el general Jaime Uscátegui  había recibido información de que esa matanza se iba a efectuar y no actuó, y el Tribunal Superior de Bogotá -el mismo que condenó al coronel Plazas por los hechos del Palacio de Justicia, al que la Corte Suprema absolvió luego- lo condenó a cuarenta años por omisión. Uscátegui no tenía mando en el área ni las tropas dependían de él, y Mancuso, que confesó el crimen, nunca lo mencionó. Pero eso no importa, había que condenarlo. Ahora le han dado libertad condicional.

El Ministro de Justicia dice que con este sistema de justicia van a aceptar a Colombia en la OCDE. No creo que la OCDE decidirá tan a la ligera. Lo que sí sé es que con este Ministro no hay ninguna posibilidad de que se aborden las fallas de la justicia.

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Coda uno: Santos y 20 representantes enmermelados de una comisión bloquearon el referendo sobre adopción gay que habían propuesto dos millones de ciudadanos. Nada raro: Santos, un congreso y una corte enmermelados ignoraron el NO de seis millones de ciudadanos sobre el Acuerdo de La Habana. Y dicen que aquí hay una democracia.

Coda dos: Un concejal dijo que apoyaba la prohibición de corridas de toros porque iban contra el derecho a la vida que protege la Constitución. Con el mismo argumento no se puede llevar un novillo al matadero.