La corrupción rampante | El Nuevo Siglo
Viernes, 20 de Enero de 2017

La corrupción en Colombia es de grandes magnitudes, al punto de que muchos la consideran un fenómeno normal. En el índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional para 2015 (el informe para 2016 no ha sido publicado) nuestro país ocupa el puesto 83 entre 167 y por debajo del promedio de los países americanos (Venezuela está en el lugar 158).

El capítulo local de Transparencia Internacional, encuentra que es alta la percepción de que para hacer negocios en Colombia hay que pagar sobornos y que el 91% de los empresarios colombianos estiman que se ofrecen dádivas en el 91% de los contratos por el 17,3% de su valor, igualmente que el 31% de las empresas evaluadas no tenían programas anticorrupción. Esto quiere decir que la inmensa mayoría de los casos de corrupción no son detectados. Tampoco debe olvidarse que, como dijo Santa Teresa, tan culpable es el que peca como quien paga por pecar. 

Con la revelación de los sobornos de Odebrecht es posible que nuestra clasificación sea aún peor y que este descubrimiento al menos servirá, como ya está sucediendo, para llamar la atención sobre el fenómeno. Posible que, como a menudo sucede aquí, dentro de pocas semanas el tema de la corrupción vuelva a quedar dormido y no se concreten las protestas de drásticas investigaciones y sanciones por parte del Gobierno, así como la corrupción en la alcaldía de Samuel Moreno no tuvo posteriores repercusiones. No debe olvidarse que la “mermelada” es corrupción pura y, obviamente, el Gobierno no hará nada al respecto sobre esta modalidad. La corrupción, nunca podrá erradicarse totalmente, de todos modos, debemos preguntarnos por qué en unas sociedades son más frecuentes que en otras.

Las razones para esto son muchas pero no nos equivocamos en mencionar entre las principales la ineficiencia de los organismos judiciales con la consiguiente impunidad. Rara vez los delincuentes son identificados y aprehendidos, los jueces los liberan rápidamente por infinidad de excusas legales, muy común el vencimiento de términos debido a su propia o inducida ineficiencia, en los casos de corrupción las sanciones monetarias no se hacen efectivas. 

Según la Contraloría, el total del dinero de multas que está embolatado llega a los $20,5 billones. Y hay casos para Subuso: unos atracadores fueron detenidos en Medellín por presión del alcalde y ahora hay protestas por esta intervención aduciendo desperdicio de recursos, que estos operativos no tienen mayor efecto sobre la seguridad pública o que el alcalde tiene cosas más importantes de las que ocuparse. Para mejor combatir la corrupción Transparencia considera que se necesitan mejorar los niveles de libertad de prensa (!), la integridad de los funcionarios y un mejor poder judicial. Difícil labor.